La decisión de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Consimi) para elevar los salarios mínimos generales a los 80 pesos diarios a partir del 1º de enero de 2017 representa una bocanada de oxígeno puro para aquellos que hasta la fecha gozan de una pensión tasada en salarios mínimos. Aquí en el terruño los principales beneficiados con esta medida son los pensionados y jubilados del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Yucatán (Isstey), pues verán incrementado el monto de su pensión de manera sustancial.

Es muy importante reconocer que fue a propuesta de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) establecer un primer aumento a inicio de año y un segundo, buscando llegar a los 89.35 pesos, que es la cantidad que requeriría una persona para alcanzar un nivel mínimo de bienestar, en los siguientes meses, de acuerdo con las condiciones que haya en su momento. La visión de los patrones para incrementar el sueldo de los trabajadores le asegura a corto plazo un mayor poder adquisitivo a la gente y, para ellos, poder mover sus productos e inversiones ante la inminente recesión y desempleo que nos esperan para el próximo año con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos.

Haciendo cuentas para nuestros coterráneos con pensiones del Isstey, cabe aclarar que el tope máximo de ocho salarios mínimos establecido en su ley otorgaba hasta este año un monto máximo de 17 mil 529 pesos mensuales, ahora con el incremento autorizado recibirán como tope máximo la cantidad de 19 mil 209.60 pesos al mes, es decir unos mil 680 pesos más. Por su parte, sus homólogos pertenecientes al Issste que reciben pensiones tasadas en salarios mínimos pasarán de 21 mil 912 pesos que recibían actualmente a unos 24 mil 12 pesos al mes.

Por primera vez en muchos años, el incremento al salario mínimo superó los índices de la inflación, sin embargo, falta ver cuánto tiempo nos durará esta ilusión ante la inflación de fin de año.

En otras cosas del magisterio, los responsables de diferentes niveles educativos presionan a su personal para que firmen un documento donde ellos “de manera voluntaria” solicitan trabajar hasta el 23 de diciembre en las escuelas para regresar hasta el 9 de enero próximo. ¿Y los calendarios escolares para qué están? ¿Tendrán los maestros esa libertad de tomar acuerdos?