El pájaro Toj

El Dios de la Lluvia, Yuum Cháak, dio la orden a todos los animales que limpiaran los caminos, pues un fuerte aguacero se aproximaba, pero esta ave era muy vanidosa y floja...

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En el inicio del mundo, el pájaro Toj tenía una larga y frondosa cola de belleza incomparable. Esto hizo que el ave se tornara muy vanidosa y floja.

Una mañana el Dios de la Lluvia, Yuum Cháak, dio la orden a todos los animales que limpiaran los caminos, pues un fuerte aguacero se aproximaba. Se asignaron labores a todos y el cuervo, desde las alturas, vigilaría su cumplimiento.

El Toj se sintió indignado por tener que trabajar, pero sabía que era muy osado desobedecer a un dios. Fue al monte y se escondió en un matorral tupido y su cola quedó cruzada sobre el camino. Se acostó a dormir.

Cuando empezaron los truenos y relámpagos, los animales ya habían cumplido sus tareas y retornaron asustados a sus madrigueras. Pasaron por el sendero en donde el Toj tenía su cola puesta. El ave vanidosa dormía profundamente.

Al día siguiente, el Toj fue al árbol donde se reunía con sus amigos. Todos señalaban su cola  y se reían de ella. El ave la miró y quedó horrorizado. Sólo tenía unas pequeñas plumas al final.

No aguantó más la vergüenza y se refugió en una cueva oscura donde nadie lo viera y Yuum Cháak no le reclamara. Desde entonces el pájaro vive y anida en las entradas de las grutas, cenotes y pozos.

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