Las palabras y las creencias

Si usamos palabras positivas transformaremos la propia percepción que tenemos de nosotros mismos y los demás responderán también de forma positiva.

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En las palabras se disciernen el estado de ánimo, la disposición y el carácter del individuo.-  Plutarco, filósofo romano 

Las palabras tienen un poder indescriptible, refuerzan las creencias y las creencias establecen la realidad. 

A mí me parece que todo lo que se adquiere en la vida proviene de lo que uno cree. Ej., si crees en tus habilidades como atleta, llevarás al cabo muchas acciones para ser un atleta; serás constante y disciplinado y harás prácticas y ejercicios para tener el éxito deseado en atletismo. Los resultados mejorarán, tendrás más pensamientos positivos, dirás más palabras positivas, reforzarás tus creencias positivas y los resultados, al cabo de un tiempo, serán sorprendentes. 

Nunca debemos subestimar la función y fuerza de las PALABRAS en el proceso del logro. Es un asunto de causa-efecto. Uno no puede estar diciendo palabras negativas y esperar buenos resultados. Esto es, porque las palabras negativas siempre llevan al arraigo de creencias negativas y como consecuencia se provocan resultados negativos. 

Las creencias conllevan un sentimiento de certeza, un alto grado de convicción en algo que puede ser positivo o negativo. Todos estamos guiados por ellas, por eso es que es vital considerar cuáles son nuestras creencias. Nos llevan al fracaso o al éxito.

Hay que hablar en forma positiva en el “diálogo intrapersonal”, es decir, con uno mismo, tan frecuentemente como sea posible, de modo que se arraigue profundamente en la mente subconsciente. Otra gran verdad es que nuestro vocabulario afecta nuestras emociones, nuestras creencias y desempeño en las diversas actividades en la vida.

Por ej., cuando te molesta lo que alguien ha hecho inadecuadamente y utilizas las palabras “estoy furioso(a)”, tu presión arterial se elevará, tu rostro se deformará y te sentirás tens@; si por el contrario dices: “estoy enojad@” o “estoy desilusionad@”, la intensidad emocional se reducirá considerablemente y tu salud y estado de ánimo sufrirán mucho menos. 

Por supuesto que sí podemos seleccionar intencionalmente palabras positivas para exaltar emociones positivas, ej., en lugar de decir “estoy más o menos” ¿por qué no decir “estoy muy bien”?; palabras que nos estimulen y levanten el ánimo a un nivel superior e influyan profundamente en los que nos rodean. Si usamos palabras positivas transformaremos la propia percepción que tenemos de nosotros mismos y los demás responderán también de forma positiva. 

¡Ánimo! hay que aprender a vivir!

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