Papa Francisco

Uno de los retos del Pontífice en México es fortalecer el apego de los sacerdotes a la línea pastoral que ve por los más pobres.

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El 13 de marzo del 2013, cuando fue electo Jorge Bergoglio como sucesor de Pedro, incomodó a muchos en la poderosa Curia Romana. Desde ese momento mandaba mensajes: el primero era el nombre que distinguiría su papado, Francisco, el santo al que la historia nos muestra como un hombre con sencillez y profundo amor por la naturaleza.

Lo que se vivió en el Cónclave del 12 de marzo, en el que hubo cuatro votaciones antes de elegir papa al cardenal jesuita Bergoglio, ya se sabe. Los tres purpurados mexicanos con derecho a voto, Francisco Robles Ortega, Juan Sandoval Iñiguez y Norberto Rivera Carrera, no apoyaron al cardenal argentino. Por ello no fue casual que uno de los primeros nombramientos cardenalicios fuera para el mexicano Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia y pastoralmente de una línea comprometida con la denuncia y la cercanía a los pobres.

En esta primera visita pastoral del papa Francisco no hay que perder de vista que su santidad es también un jefe de Estado y tiene entre sus informantes a gente comprometida con la lucha indígena, que ha protestado contra la violencia e incluso propone una nueva Constitución, como el obispo Raúl Vera, Alejandro Solalinde, el cardenal Alberto Suárez y el arzobispo yucateco Gustavo Rodríguez Vega, quien claramente se desmarca de la línea pastoral cercana al poder; una muestra es la conferencia que sustentó en Colombia, donde dijo que se necesita una Iglesia para los pobres, y que en Yucatán removió a sacerdotes cercanos a grupos políticos tricolores y a quienes lucran con la educación y se ha desmarcado pastoralmente de su antecesor.

No se puede dejar pasar tampoco el análisis  de los lugares a los que acudirá el papa. Pero también tendríamos que ver la actitud del sistema político mexicano que probablemente usará  a periodistas afines para dar su versión de lo que acontezca.

El papa no podía seguir prolongando su ausencia de México, pues el país le da una base geopolítica muy importante para mandar su mensaje a Latinoamérica, ya que es el segundo con más fieles católicos en el mundo y le aporta a su línea pastoral una identidad mariana muy fuerte con la Virgen de Guadalupe.

Los cercanos al papa evaluaron que el presidente Enrique Peña Nieto está a la mitad de su mandato, las reformas estructurales no han cumplido las expectativas, es  muy cuestionado interna y externamente, y no es lo mismo que cuando el mandatario estaba buscando apoyos y legitimidad; con esta circunstancia la visita de Francisco será más pastoral que de apoyo al Gobierno Federal.

Uno de los retos del papa en México es fortalecer el apego de los sacerdotes a la línea pastoral  que ve por los más pobres. Desde ahora está trabajando por la continuidad de una Iglesia más cercana a la periferia.

Pero también trae Francisco su lucha por limpiar el Instituto para las Obras de la Religión (IOR), el banco del Vaticano, donde existen sospechas de que al menos los carteles de los Zetas y Del Golfo utilizaban a la mafia italiana Ndrangheta para lavar el dinero proveniente del narcotráfico...

Algo es cierto: esta visita papal será mucho más que pastoral.

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