Para una mejor decisión

Las cosas buenas o malas que nos pasan no llegan solas, son consecuencias de las decisiones que tomamos.

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Las cosas buenas o malas que nos pasan no llegan solas, son consecuencias de las decisiones que tomamos. En esta vida no hay “premios” ni “castigos”, sino consecuencias de nuestros actos.

Si bien pensamos muchas veces que las cosas pasan por algo, y no a manera de conformarnos, también es necesario que agarremos las riendas y hagamos que las cosas sucedan cuando así lo queramos. El resultado puede ser no el que esperamos, y es entonces cuando aceptamos que por algo sucedió así, pero el esfuerzo por lograr lo que deseamos, debe ser nuestro y constante. Dejemos de creer que las cosas van a suceder por arte de magia, si no hay esfuerzo y dedicación en las cosas que queremos, lo que llegue a nuestra vida puede ser muy mediocre.

Nunca parece que estamos al 100% convencidos del camino que debemos agarrar para una mejor decisión, creo que lo que nos pasa es que dejamos de lado las experiencias vividas y por eso volvemos a caer en los mismos errores. Si tomamos en cuenta las experiencias, los pros y los contras, los pequeños detalles que llegan como avisos de que estemos atentos, si nos tomamos el tiempo y con calma pensar lo que es mejor para nosotros, seguramente estaremos adoptando las mejores decisiones.

El día que dejemos de pensar qué es lo que se ve mejor o qué es lo que los demás dicen, cuando nos enfoquemos en que las decisiones que tomamos sólo son nuestras y somos responsables de lo que hacemos, creo que será más fácil creer en lo que estamos haciendo.

También creo que a veces vemos las cosas en dimensiones desproporcionadas, o creemos que las cosas malas sólo nos suceden a nosotros, que todas las demás personas viven de lo mejor, sin llegar a fanatizar o a imponer. Creo que también hemos dejado de lado a Dios, no sé si tú creas o no en él, pero sí hay una fuerza mayor que nos ha ayudado a hacer de esta carga algo mucho mejor, es un consuelo poder saber que alguien nos da una manita cuando lo necesitamos. Hemos dejado de creer, de pedir, de repente hemos creído que las cosas las podemos hacer solos, y aunque la decisión final debe ser nuestra, está bien que de repente aceptemos que no podemos solos, que hay alguien que puede ayudarnos en quien podemos confiar y apoyarnos.

Aprende a agradecer las cosas buenas que te pasan, a Dios, a la vida, a las personas que de alguna manera influyeron que así fuera, a las circunstancias, a tus esfuerzos, a lo que quieras, pero aprende a ser agradecido con lo que tienes.

Valora, y cuando esté en tu mano, apoya también, de ayudar a alguien jamás te podrás arrepentir, tal vez alguien te pueda pagar mal, pero jamás te irá mal a ti por eso, para tomar una buena decisión tómate tu tiempo, no tienes que correr, si tienes que preguntar, ¡pregunta!, pues a veces una decisión importante amerita hasta papel y lápiz, para que tomes nota y hagas un balance de lo que es probable que pasará.

Seguramente si tomáramos más tiempo en nuestra vida, muchas cosas cambiarían, nunca adoptes una decisión estando enojado, triste o muy feliz, siempre piensa con la cabeza fría o templada pero con la mano en el corazón.

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