Ignacio Aldecoa (1925-1969) es considerado por la crítica literaria uno de los grandes escritores españoles contemporáneos.
Es autor de las novelas Gran sol (1957), Parte de una historia (1967).

El escribir relatos fue igualmente otra de sus actividades artísticas; hoy nos ocupamos de uno de ellos, titulado El corazón y otros frutos amargos.

La edición que leemos es de Alianza Cien, cuya portada nos muestra una trampa elaborada de madera y herrería, en la que ha quedado atrapado un corazón estilizado, hecho de algún tejido vegetal.

Además del relato que titula esta pequeña colección, se incluyen también en ella: Balada del Manzanares, Chico de Madrid, …y aquí un poco de humo…

Me gusta la forma tipográfica de este último título ¿lo leemos?

Parece que entre los protagonistas están la señora Ricarda y su hijo Prudencio, una empleada doméstica de nombre Tomasa, y el vecino Andrés, cuyos padres se llaman Miguel y Ester.

Leamos algún pasaje del relato:

“Andrés, en casa de doña Ricarda, sentía que todo era mágico, inquietante, misterioso y divertido”.

Conforme avanza la lectura nos enteramos de las prácticas cotidianas en ambas casas vecinas, sabemos qué alimentos acompañan sus comidas, conocemos los títulos de las obras que leen.

Acompañamos el sueño, la enfermedad; oímos relatos e historias; vemos regalos y compras. La muerte es un personaje que anida en cada una de las páginas.

Leamos partes del final del texto:

“Vaciló unos momentos. Luego naufragó. Una columnita de humo surgió de la lamparilla… medio tumbado en un sillón, el cañón de uno de sus revólveres humeantes”.

Te recomiendo las tres cosas.