La paz interior únicamente puede lograrse a través del perdón. El perdón es el vehículo que nos permitirá cambiar nuestras ideas y liberarnos de nuestros miedos, de los juicios en los que condenamos a los demás, y de nuestros rencores.

El perdón se convierte en el medio para corregir nuestras apreciaciones erróneas; el perdón hace posible que veamos únicamente el amor en los demás y en nosotros mismos.

El perdón es, por lo tanto, el proceso de olvidar y pasar por alto cualquier cosa que pensemos que la otra persona nos pueda haber hecho o cualquier cosa que pensemos que nosotros hayamos podido hacer a la otra persona.

Cuando esperamos que otros satisfagan nuestros deseos y estas personas nos desilusionan, como inevitablemente lo harán, nos llenamos de angustia y esta angustia se puede manifestar como frustración, desilusión, ira, depresión o enfermedad. El resultado es que nos sentimos atrapados, limitados, rechazados o agredidos.

Cuando abrigamos rencor estamos permitiendo que nuestra mente se alimente por el miedo y quede aprisionada en él.

Cuando consideramos que nuestra única función es el perdón, y tenemos la voluntad de practicarlo de manera consistente dirigiendo nuestra mente hacia él nos sentiremos aliviados y seremos libres. El perdón corrige las ideas erróneas que nos separan unos de otros y nos permite experimentar una sensación de unidad con los demás.

El perdón, como se define aquí, es diferente de la manera en la cual nos han enseñado a entenderlo. “Perdonar no significa asumir una posición de superioridad, ni soportar ni tolerar cierto tipo de comportamiento que no nos guste. Perdonar significa corregir la apreciación errónea de que la otra persona nos ha hecho daño”.

Para la mente que no perdona el pasado y el futuro son iguales. Se resiste al cambio, no quiere que el futuro sea diferente del pasado. La mente que no perdona se considera a sí mismo inocente y a los demás culpables, y considera que la paz interior es su enemigo. Percibe todo de manera separada.

Cada vez que considero que alguien es culpable, estoy reforzando mi propia sensación de culpa y de que no merezco nada.

No podré perdonarme a mí mismo si no estoy dispuesto a perdonar a los demás. No importa que piense de lo que alguien me ha hecho en el pasado o lo que piense de lo que yo he hecho. Únicamente a través del perdón podré liberarme completamente de mis culpas y de mis miedos.

La siguiente rima es testimonio de un perdón que no se supo dar y recibir a tiempo: “Asomaba a sus ojos una lágrima y a mis labios una frase de perdón; habló el orgullo y enjugó su llanto y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro, pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: “¿Por qué callé aquel día?” Y ella dirá: “¿Por qué no lloré yo?”.