Siempre cuestionamos la poca presencia del periodismo cultural en el estado.Creo que “Milenio” y los colaboradores de esta sección hemos aportado algo de ello al escribir constantemente sobre los acontecimientos artísticos o sociales. Personalmente, he seguido el periodismo de Iván Rubio; reconocido con la medalla al periodismo de espectáculos Oswaldo Baqueiro López. El movimiento que generó con su revista “Mérida Viva” ha marcado un antes y un después. Con Iván suelo tener largas charlas, innumerables polémicas -no necesariamente coincidimos en nuestra apreciación sobre el teatro- y desencuentros, que al ser cuestionados desde un espacio de respeto y solidaridad reafirman un poco más nuestro afecto. Por eso cuando me invitó a participar en una mesa para la escuela de escritores acepté gustosa, aún más al saber que compartiría palabra y pensamiento con Tatiana Zugazagoitia, Graciella Torres y Roberto Mc Sweeney.

Comparto preguntas y respuestas de aquella mesa ¿Qué debe tomar en cuenta un periodista al hacer una reseña? No abusar de los adjetivos, no contar la trama de la obra, corroborar sus fuentes. Hablar del contexto en el que se escribió esa obra. El teatro convoca una serie de universos estéticos e intelectuales que el periodista debe reconocer. ¿Es válido que un artista se convierta en crítico? Sí, pero la formación es importante. Algo inherente al periodismo es la ética y hacer las cosas con un mínimo de formación es hacer las cosas con ética. ¿Hay suficientes críticos en el país? No creo. Alguna vez dije que los nuevos dramaturgos necesitamos nuevos críticos. Hay críticos que omiten el trabajo de tal o cual porque les desagrada. La omisión del crítico 
que personaliza también habla de su altura y hay críticos que en sus notas sólo exhiben su bajeza.

¿La diferencia entre criticar artistas locales y nacionales? Con los artistas nacionales puedes criticar con más libertad, no hacen berrinche ni te dejan de hablar. A los locales aún les cuesta trabajo asimilar una crítica “desfavorable”. Cuando escribo sobre ellos prefiero siempre escribir sobre sus aciertos. Quisiera escribir que todas las obras son un éxito, pero cuando no lo son, quiero pensar que fueron un buen fracaso, porque los buenos fracasos nos sirven para aprender a no equivocarnos de nuevo. La crítica es importante porque de alguna manera está trazando el mapa cultural que orientará el camino del espectador. La buena noticia es que el teatro se seguirá haciendo por encima de la mala leche de algunos, pero la crítica seria y objetiva nos pondrá a todos en los ojos del espectador, que es el que siempre tendrá la opinión más acertada.