La planeación estratégica se puede definir como un proceso encaminado a acordar los escenarios de posicionamiento de una ciudad o región, el plan de acciones a desarrollar, sus procesos de gestión e implantación, y los mecanismos para su evaluación, seguimiento y mejora continua.

Es un método interactivo de planeación del desarrollo, a través del cual una comunidad genera una visión de su futuro, acuerda objetivos, estrategias y planes de acción, y se compromete en su implantación, seguimiento y mejora; partiendo de una metodología de trabajo en grupo, lo que se busca es acordar la definición de una visión estratégica de desarrollo de la comunidad, estableciendo una cultura de colaboración entre los agentes públicos y privados, con el propósito de gestionar mejor la ciudad o región.

Es entonces un esfuerzo común entre sociedad y gobierno para tomar las decisiones y acciones encaminadas a configurar y guiar los objetivos de una ciudad o región, a partir de la situación actual, en el marco del futuro próximo; es un proceso interactivo, cambiante y continuo, destinado a mantener la gestión de una ciudad o región bajo un enfoque correcto en relación con el desarrollo de su entorno.

Lo que se pretende con este proceso es establecer un marco de referencia, el plan estratégico, en el que todos los agentes económicos y sociales de una ciudad o región puedan acomodar y armonizar sus propias estrategias de acuerdo con el escenario que se desea y define para la ciudad o el territorio.

Un plan estratégico no es un plan de gobierno; es un plan de ciudad o de región, que debe incorporar, tanto los compromisos de los representantes políticos, como los objetivos legítimos de los agentes privados, de la sociedad; es una herramienta de gestión que permite evaluar y minimizar intereses contrapuestos, provocar el consenso y evitar el disenso.

Sus objetivos principales consideran situar a la ciudad o región en igualdad de condiciones en el juego estratégico del gran mercado, permitiendo la optimización de su oferta, considerando en el planteamiento y selección de las líneas de acción las condiciones de la lógica del ciudadano, en el marco de una política de cooperación entre las ciudades y regiones.