Durante los últimos años, y con mayor notoriedad los últimos meses, Solidaridad se ha convertido en el epicentro de la política de Quintana Roo, en “cuna” de servidores públicos con proyecciones, en un semillero de cuadros valiosos. Es una especie de otra “capital”. Este dato confirma su peso: de los siete aspirantes del PRI a suceder al gobernador Roberto Borge Angulo, en julio de 2016, cuatro tienen intereses en este municipio, donde están instalados sus cuarteles generales, repletos de “operadores”. Me refiero a Mauricio Góngora Escalante, José Luis Toledo Medina, Gabriel Mendicuti Loría y Carlos Joaquín González.

El primero, presidente municipal en funciones, es uno de los mejor posicionados para el relevo. Góngora es el coordinador de los otros nueve ante la Federación y reúne, de acuerdo con analistas, todas las cualidades para ser el sucesor, lo cual explica en parte la buena imagen y fortaleza del octavo municipio en el tema referido.

Fue evidente el martes 28 de julio, cuando Solidaridad celebró su vigésimo segundo aniversario, motivo por el cual se reunieron aquí políticos, autoridades de los tres niveles, empresarios, líderes de opinión y destacadas personalidades de sectores estratégicos para el desarrollo de la entidad.

El segundo es el diputado federal electo, “Chanito” Toledo, quien fue regidor, tesorero y legislador local por el municipio. Su padre, Marciano Toledo Sánchez, fue el primer presidente, en 1993, año de la fundación. José Luis obtuvo en esa demarcación uno de los porcentajes más altos de votación registrados el país, en comicios recientes. 

Gabriel Mendicuti Loría es el tercero. El actual secretario de Gobierno de la administración estatal también fue presidente, por lo que ha manifestado un cariño especial por la tierra que le brindó oportunidades en la arena administrativa. 

El cuarto, aunque alejado de la escena local, es Carlos Joaquín González, el subsecretario federal de Turismo, quien también fue alcalde. Disputó y perdió la candidatura para gobernador contra Borge Angulo.

Quienes conocen a los antes citados, aseguran que las negociaciones en torno a su futuro y, por tanto, acerca del futuro del estado, prefieren desarrollarlas con su gente y “en casa”, en clara alusión a Playa del Carmen. Principalmente los arropan pioneros o gente con gran arraigo, conocedores de cómo se mueven los grupos en las altas esferas. 

Lo cierto es que por estas fechas, tanto los consensos, como los balances y los contrapesos de la política ya están pasando necesariamente por esta ciudad, y por supuesto, por algunos de sus “hijos ilustres”, o al menos por los que traen la etiqueta “hecho en Playa”. 

De ser uno de ellos el próximo mandatario (ya que en la oposición hay exiguas esperanzas), la influencia de Playa del Carmen será superior, pues no son pocos los que avizoran la disputa por cargos entre estos mismos o entre los miembros de sus equipos, en la próxima década. 

Guardando las proporciones debidas y con respeto irrestricto a la historia, Chetumal, que sí es la capital; Cozumel, denominada “segunda capital”, pues de ahí son originarios cuatro de los siete gobernadores constitucionales, y Cancún, llamada “capital económica”, aunque lo es también en términos electorales, están viendo surgir un polo de progreso en todos los sentidos.

En cuanto al crecimiento económico y social -las otras variables obligatorias de todo análisis, ya ostenta números favorables de sobra para consolidarse como esa otra “capital”, reconocida explícitamente por pocos, sutilmente por algunos y soterradamente por muchos.

Durante su discurso del pasado 28, el presidente Góngora sostuvo: “Es Solidaridad el cruce de todos los caminos de Quintana Roo. Aquí converge el norte y el sur de nuestro estado...”. La frase tiene aristas interesantes.