La Policía Federal con niños del CRIT

Hombres y mujeres de la corporación policial mostraron su lado humano que los acerca a la gente y tienden puentes con la sociedad.

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Fue un “operativo” inusual pero impactante. Llegaron con patrullas, motocicletas, canes adiestrados y hasta un helicóptero, pero desarmados. Era la Policía Federal que irrumpió el pasado martes en las instalaciones del CRIT Yucatán.

Su misión era distinta de la que están acostumbrados, no se trataba de detener a los malosos sino de llevar un rato de esparcimiento a las niñas y los niños especiales (más de 200) que atiende el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón.

Y cumplieron su objetivo de que los menores conocieran, a través de la diversión, un poco de la labor cotidiana que realiza esta institución que vela por la seguridad de los mexicanos a lo largo y ancho del país. Los agentes de la División Caminos y la Gendarmería –que ya son parte del paisaje urbano en Mérida– se volvieron niños por un par de horas en que convivieron con decenas de pequeños que luchan por salir adelante con el apoyo de sus padres y la invaluable labor del equipo de terapeutas del CRIT. 

Estos hombres y mujeres de la corporación policial mostraron así su lado humano que los acerca a la gente, lo cual debe destacarse porque acciones como éstas tienden puentes con la sociedad y permiten al pueblo, además de conocer el trabajo que realizan los cuerpos de seguridad, recordar que detrás de los uniformes hay hombres y mujeres que también tienen familia que los espera en casa al término de sus misiones, en las que no pocas veces arriesgan su integridad física.

Pocos recordaron esa mañana del martes pasado en el CRIT Yucatán, que compañeros de ellos, policías federales, recapturaron a Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Sinaloa, el pasado 8 de enero. 

Por cierto, la Secretaría de la Defensa Nacional tiene un programa llamado “soldados honorarios” a través del cual el Ejército mexicano confiere este nombramiento a niñas y niños, un tema que abordaremos en otros acaecimientos. 

Anexo "1"

Cienfuegos en Mérida

El pasado 12 de diciembre escribí “Y el General sonrió”, sobre la visita a Mérida del general Salvador Cienfuegos Zepeda, de lo que extracto lo siguiente:

“Se le veía contento entre los niños. Ellos así lo percibieron y literalmente se le fueron encima cuando terminó la ceremonia en su primaria que recién cambió de nombre por el de “Centenario del Ejército Mexicano”. El general se olvidó de protocolos, hizo a un lado el acostumbrado gesto serio, adusto… y sonrió.

Salvador Cienfuegos Zepeda... recibió un reconocimiento en Espita, inauguró una ludoteca y entregó equipo deportivo y prometió dos canchas a una escuela.

(…) La visita fue una especie de franquicia breve en medio de la batalla que libra todos los días en el cúmulo de responsabilidades de quien en materia de seguridad –y otros temas, seguramente– es el brazo derecho del presidente.

(…) Cienfuegos Zepeda departió con civiles, bromeó con reporteros, respondió a todo lo que le preguntaron, sin poses, sin protocolo. Fue, sin duda, el otro rostro del secretario de la Defensa Nacional”.

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