Policías detienen a niños con autismo

En Cancún, en el cruzamiento de la esquina que forman la avenida Ruta 5 con calle 93...

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En Cancún, en el cruzamiento de la esquina que forman la avenida Ruta 5 con calle 93 (junto al paso peatonal de la tienda ISSSTE, Región 93), hay una tienda de ropa y a lado la tienda de abarrotes “El Torito”, del fotógrafo Pérez Jaimes.

Hasta esa tienda se dirigieron dos jovencitos, cuyos padres los entrenaban en nuevas habilidades. Estos hermanos con autismo a cargo de su mamá, hacia las seis de la tarde del viernes 6 de junio, debían comprar jamón y queso.

Ocurrió que hijos y madre se perdieron de vista momentáneamente. Los niños empezaron a caminar sobre la calle 93 (paralela a la avenida Kabah) en dirección a la avenida de Los Talleres.

Miraban en diferentes direcciones sin avistar a su madre. Así avanzaban por la calle.

A los patrulleros de la unidad 5428 de la Secretaría Municipal de Seguridad Pública les pareció sospechoso que los niños estuvieran mirando hacia todos lados y avanzaron el vehículo a su ritmo haciendo escuchar intermitentemente el característico sonido que sale de sus bocinas cuando se quieren abrir paso en una avenida en hora pico.

Los niños se asustaron más de lo que ya estaban al no encontrar a su madre y empezaron a correr. Y los policías detrás de ellos.

Fueron alcanzados cuando los niños encarrerados doblaron hacia la calle 52. Los patrulleros los sometieron a empellones e insultos.

“Mamá, mamá…”, repitieron ambos durante la persecución.

Fueron esposados sin darse cuenta jamás esos guardianes del orden de la verdadera situación de sus sometidos.

“Mamá, mamá...”, repetían sin cesar mientras los vecinos empezaron a salir de sus casas.

“¿Ahora sí te acuerdas de tu mamá, verdad?”, dijo triunfal uno de los policías en tono acusatorio.

Cuando los vecinos preguntaron por qué se los llevaban, los uniformados argumentaron que acababan de robar.

Los vecinos claramente sabían que son niños con autismo.

Intentaron explicarles esa situación a los policías, pero ellos hicieron valer su fuero y en ningún momento pusieron atención a la realidad que tenían a la vista.

Pusieron en marcha la patrulla y  en unos momentos desaparecieron sobre la avenida Kabah llevándose a dos niños que los policías supusieron que pudieran tratarse de delincuentes.

Se fueron dejando atrás los reclamos de los vecinos.

Menudearon comentarios acerca de la calidad de las personas que son contratadas para hacerse cargo de la seguridad del municipio.

¿Qué sucedió a continuación?

Al llegar a la esquina del ISSSTE, cruzamiento de la Ruta 5 con Kabah, ya había un movimiento de búsqueda de las criaturas.

Los policías prepararon su propio escenario. Dejaron libres las manos de los chicos y a continuación mudaron su actitud. Casi amorosos entregaron los niños a sus papás.

Les dijeron que ellos los habían recogido porque andaban perdidos.

Esta historia tiene testimonios no consignados en este espacio que seguramente no les gustaría escuchar ni leer ni al presidente municipal, Paul Carrillo, empeñado en sus obras de relumbrón, ni al titular de SP, Arturo Olivares Mendiola.

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