Politiquerías e hijos pródigos del SNTE

Tras la detención de su dirigente nacional, Elba Esther Gordillo Morales, el SNTE busca ahora cerrar filas y recuperar la confianza de los docentes.

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Unidad y transparencia fueron dos de las palabras más mencionadas en las deliberaciones en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) durante la elección del nuevo dirigente de la Sección 33, misma que quedó a cargo del maestro Crescencio Gutiérrez González.

Luego de la expectativa nacional sobre la posible caída del gremio más grande del país, con millones de maestros de todo México, tras la detención de su dirigente nacional, Elba Esther Gordillo Morales, el SNTE busca ahora cerrar filas  y recuperar la confianza de los docentes.

Durante poco más de seis años, la Sección 33 simplemente no vislumbraba posibilidad de tener a un dirigente emanado de las bases locales magisteriales. Y aunque sus dirigencias nacionales aseguren que el gremio se centra en “hacer lo que se tiene qué hacer”, ante los cuestionamientos de qué tan grave fue el golpe en el interior por la pérdida de la líder nacional, es evidente la búsqueda de una base elemental para la subsistencia de este sindicato. Que no es otra cosa que la confianza de los dirigidos en los dirigentes.

No faltó, durante el arranque del proceso que terminó la semana pasada, quien calificara la asamblea como un intento de unificar a los maestros en el SNTE, evitar que más partan a gremios disidentes y desde luego, y por qué no, buscar el retorno de uno que otro hijo pródigo.

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