Un café en Tokio ofrece a sus clientes dormir una siesta abrazados a una bella señorita a cambio de una módica suma de dinero. Entre los servicios se puede escoger: Dormir en brazos de la señorita. Recibir un masaje en los pies. Reposar la cabeza en la falda de la señorita. Recibir mimos en la espalda. La siesta es de 40 minutos en una cómoda cama.

Fuente: Un periódico de la capital yucateca, sábado 06 de octubre de 2012, página 2.

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La columna Viernes Cultural y el Transcriptor reflexionan largo rato y concluyen: “Los cafés de Mérida no son de primer mundo”. Enseguida se abocan a elaborar una estrategia para que los cafés meridanos emulen a los de Tokio.
Sugieren algunos servicios locales: mecerse 15 minutos en hamaca de algodón o de seda o inclusive de henequén, y que la señorita patee la pared. Aparragarse en la albarrada y sobarle el tuch o el bobox. Hacerle loch. Achocarle dos chuchúes o un espresso doble.

De nada… Saludos.