Me parece inapropiado llamarle “tándem” a los colaboradores de Milenio Novedades que cubren el día a día de esta sección El poder de la pluma y que asistimos al  desayuno que gentilmente nos ofreció esta casa editorial en el Hotel El Castellano, el pasado miércoles. La palabreja, aunque de origen latino y cuyo significado original puede traducirse como “al fin”, se le conoce como  voz inglesa que denomina una bicicleta en la que van montadas dos personas pedaleando al mismo tiempo. 

A lo mejor la referencia es por Efrén Maldonado y Martiniano Alcocer, supremos hacedores  de este muestrario de personalidades cuyas características más visibles es no ser un grupo ni tener los mismos intereses.

El convivio resultó  interesante porque algunos nos mostramos como somos, que de eso se trataba, y hablamos abiertamente como es nuestra costumbre. Otros, se manifestaron con gran cautela  y otros más no abrieron la boca más que para disfrutar del café, el pan dulce, el jugo, las frutas y el sabroso huevo con chaya de sabor insuperable.

La información del convivio la dio Milenio Novedades en dos partes: el jueves publicó la nómina de funcionarios que asistieron y el viernes la relación de invitados. Debió ser al revés, por elemental cortesía. En la reunión se nos invitó a analizar nuestro diario acontecer con sentido crítico,  a asumir nuestro papel de editorialistas. Yo dije que no era mi costumbre, pero que ocasionalmente lo intentaría. Tal como lo hago ahora.

El próximo domingo volveré a lo mío. A difundir la música que llevo por fuera  y que comparto con todos desde los lejanos días en que inicié las serenatas de Santa Lucía. Hoy sólo intento demostrarme que puedo hacerlo.