Varias personas nos preguntaron ayer, luego de la presentación del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, si mantendríamos el recuento mensual de ejecuciones de MILENIO. La respuesta es: por supuesto, no hay motivo para suspenderlo. Al contrario.

El anuncio que hizo ayer la Secretaría de Gobernación de abrir a la sociedad el registro de ejecuciones (y otros delitos) que lleva el gobierno federal y difundirlo con una periodicidad tiene que ser bienvenido. Habrá información oficial pública y sistemática. Bien.

Sabemos, asimismo, que esa cifra oficial será distinta a la de MILENIO, pues el gobierno tiene más y mejor información. ¿Qué caso tiene mantener nuestro registro si no es el más preciso?

Resolvimos esa duda en abril de 2010, cuando el gobierno del presidente Calderón presentó un reporte que difería en 13 por ciento del nuestro; 13 por ciento más alto que el nuestro. Sintetizo las razones en los argumentos que en aquel abril hicieron dos compañeros y, pienso, siguen siendo válidos.

Uno de Juan Pablo BecerraAcosta: “¿En qué momento ese 13 por ciento de más ejecuciones que reportan las autoridades se convertirá en 13 por ciento menos, luego en 26 menos, después en 39?”.

Otro de Roberto López: “Es un tema muy grave para que el gobierno reporte sin ningún referente”.
Revisaremos nuestra metodología y seguiremos con nuestro índice. Un producto horribilis en su esencia, pero todavía útil. Ojalá pronto nadie tenga interés periodístico en manejar cifras de muertos.

Ojalá pronto no haya necesidad de hacerlo.