Por una Mérida virtuosa

Construyamos la ciudad virtuosa preguntándonos qué recursos y capacidades tienen nuestra sociedad.

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El inevitable proceso de globalización hace a muchos pensar que en un futuro cercano las calles se verán reemplazadas por pantallas de computadoras, en las que ocurrirá la “convivencia” urbana, y los mercados tradicionales por centros comerciales virtuales; muchos incluso hablan de los nuevos espacios virtuales o “no lugares”, en los que las actividades reales son sustituidas por la realidad virtual, la vida del futuro.

Este fenómeno de la globalización debe ser enfrentado por las ciudades desarrollando nuevas estrategias que permitan concretar el compromiso de todos sus habitantes para encontrar los beneficios de su inserción en una economía globalizada.

Pero tener que establecer las herramientas para enfrentar y aprovechar este proceso origina el siguiente cuestionamiento: ¿Si no valoramos y aprovechamos nuestros recursos y capacidades propias, qué herramientas podemos utilizar para reforzar la capacidad de competencia de nuestra ciudad?

Es este cuestionamiento el que ha llevado a proponer la evolución de la predeterminada ciudad virtual, por la ciudad virtuosa; pero, ¿esto qué quiere decir?, que para enfrentar la evolución a la ciudad globalizada y deslocalizada, debemos volver la vista al pasado para ver mejor el futuro, es decir, retomar las virtudes de lo nuestro, lo local, para definir las estrategias de inserción en lo global.

Por ello, en vez de pensar que nuestra ciudad es un elemento pasivo y paciente, sometido a un virus que la conduce a la globalización imparable, mejor construyamos la ciudad virtuosa preguntándonos qué recursos y capacidades tienen nuestra sociedad y nuestros espacios, para aprovechar las oportunidades que ofrece la mundialización de la economía.

Lo que hay que hacer es trabajar ordenada y progresivamente, aprovechando nuestras capacidades reales, volviendo la vista atrás, para consolidar la ciudad virtuosa e insertarla, con beneficios para todos sus habitantes, en el conjunto de la economía mundial.

Sin duda es importante dar respuesta a las demandas externas, teniendo en cuenta que lo que más importa es nuestro patrimonio, es decir, el marco de referencia es la protección de nuestra comunidad, en un proceso estratégico hacia un futuro sostenible.

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