Los legisladores federales de Quintana Roo están comodísimos con ese perfil oculto que los mantiene fuera de la jugada, precisamente cuando ese poder ha sido exigido al máximo en las últimas semanas, sin que ello implique necesariamente frutos satisfactorios para la nación.

Lo cierto es que tanto Senadores como Diputados han sido si acaso espectadores en primera fila, echando porras y tomando fotos para presumirlas con sus nietos. Y no estamos ante una deficiente difusión de actividades, ya que el vacío es elocuente.

Del Senador Jorge Emilio “Niño Verde” González Martínez nadie esperaba algo digno, ya que ha alimentado con muchos bríos ese turbio historial de escándalos, cayendo incluso en el “Torito”. Y recientemente figuró en los espacios del corazón, al anunciar su inminente enlace matrimonial.

Pero su casamiento con Quintana Roo ha sido de esas promesas incumplidas que son castigadas en otras latitudes. Y hasta se da el lujo de apuntarse para la grande, confiando en la infinita resistencia de los quintanarroenses.

Y mientras el ex gobernador Félix González Canto es enviado como delegado del CEN del PRI a Nuevo León –dando nota ajena a su responsabilidad como Senador –, la perredista Luz María Beristain Navarrete no ha superado la demoledora exhibida en el aeropuerto que la consagró como “Lady Senadora”.

Los Diputados tampoco salvan el honor, ya que el chetumaleño Raymundo King de la Rosa (PRI) tan sólo puede presumir que coordinó el equipo de campaña de Paul Carrillo de Cáceres, quién hizo posible el retorno del Tricolor a la alcaldía de Cancún.

En cuanto a Alicia Ricalde Magaña (PAN) y Graciela Saldaña Fraire (PRD), la paliza que recibieron en los comicios del siete de julio –fueron candidatas a alcaldesas de Isla Mujeres y Benito Juárez– las ha mantenido fuera de circulación, sin ánimos para interesarse en sus tareas.

Con este deprimente balance, ¿nos conviene contar con un cuarto distrito?

Potros y Tigres 

En la gloria y el infierno están instalados los Tigres de Quintana Roo y los Potros de Hierro (¿o yerro?) del Atlante, establecidos en Cancún y que han generado euforia y amargura a manos llenas, según el equipo del que hablemos.

Los Tigres conquistaron en el estadio Beto Avila de Cancún el banderín de la zona sur de la Liga Mexicana de Béisbol, venciendo a los Rojos del Aguila de Veracruz. Muchas satisfacciones le han dejado a este polo turístico, haciendo valer el peso de su impresionante historial.

Con un historial similar, Atlante en cambio no sabe lo que es el sabor de la victoria, ya que ha cosechado un triste punto en este torneo, producto de cinco derrotas y un empate, fortaleciéndose como candidato a la horca.