¿PRD, Celestina de las citas clandestinas del PRIAN?

Bien por el chuchismo por ilustrar que con el aplomo de políticos de verdad se negó a ser celestina de las citas clandestinas de priistas y panistas.

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Tan poco acostumbrados estamos a los arrebatos de dignidad de Los Chuchos perredistas que hasta te dan ganas de decir: ¡Asústame, panteón! En contra de sus preceptos conciliadores y trepadores, esta zoología fantástica que se denomina de izquierda, al fin sacó las uñas para rescatar algo de la fe perdida, porque no se vale que negocien a sus espaldas cuando pueden hacerlo de frente. 

Así, el PRD abandonó las pláticas sobre la reforma política, declaró con un vigor que ya quisiéramos ver en la SRE y hasta se permitió algo de pérfida ironía para señalar a aquellos que, denunciados por Bloomberg y el Wall Street Journal, se quedaron a la intemperie de la moral y la vergüenza atrapados con las manos en la masa gemela. 

Bien por el chuchismo por ilustrar que con el aplomo de políticos de verdad se negó a ser celestina de las citas clandestinas de priistas y panistas. Algo que estos cornúpetos, oliendo a leña de otro hogar, negaban con la misma convicción que la Martina. PRI y PAN en el fondo admiran al PRD porque calla y mira al cielo, porque no lo ven llorar. Y es que el Sol Azteca que traigan erguida la mirada, que el PRI traiga consigo a su rival, si es mejor que él, podrá entonces llorar. 
Gustavo García

Así lo tuité en cuanto supe la infausta noticia: Tristeza por la muerte de mi querido maestro, Gustavo García, fuente inagotable de sabiduría cinematográfica, humor perro y una ironía salvaje y corrosiva.

Con él, tanto en Ciencias Políticas como en el antro, en el debate y la catarsis, escritura y reventones, supe que la crítica es la loca de la casa, que la intolerancia es la otra forma de tolerancia y que Lola La trailera tenía lo suyito. 
Chamán de lo anticursi, Gustavo García nos enseñó que al cine hay que descuartizarlo sin piedad, sin mamonerías, pero con el escalpelo agudo de la antisolemnidad y las herramientas de la duda.

Recuerdos de la revista Intolerancia, de Los Tres García, de la mítica presentación en el Bar 9, de la batalla contra los críticos domesticados, del cine como experiencia deliberada, de la cena y los tragos sobre todo en El Porvenir de Tampico.  En nombre de la Nouvelle Vague, el neorrealismo italiano, el film noir y La oveja negra, que lo que siga, Gustavo, sea como de película de Monty Python. 

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