Alrededor del año 500 a C se extinguen las manifestaciones olmecas y se origina una diversidad de culturas regionales. Las tendencias que se expresan en los asentamientos son: nuevos estilos arquitectónicos monumentales, cambios en la escultura, en la cerámica  ritual y en el simbolismo.

Las regiones crecen demográficamente y la riqueza económica redunda en la consolidación de la nobleza que se hace cargo del mando político, un gobierno eficaz para triunfar en la guerra, organizar el mercado y urbanizar el espacio.

Uno de los sucesos que marcan el inicio del Preclásico Tardío  fue el surgimiento de Monte Albán a partir de la alianza de las villas mayores de los tres ramales del Valle de Oaxaca, cuyo clímax se remonta al año 500 aC. Monte Albán se inició sobre una montaña pedregosa, sin agua y deshabitada, pero desde cuya cúspide dominaba todo el centro del Valle de Oaxaca.

El patrón espacial de Monte Albán lo  integran grandes barrios o distritos como resultado de una amplia alianza por los asentamientos del valle. Antes de finalizar el Preclásico Tardío, Monte Albán estaba habitado por más de quince mil personas.

El primer edificio público es el de los Danzantes, con representación de figuras esculpidas en lápidas que parecen moverse o contorsionarse. Están desnudos con las vísceras expuestas y podrían ser cautivos de guerra.

Esta representación relacionada con la guerra también está presente en San José Mogote, en Dainzú y en Tlacolula y se complementa con escenas de personajes decapitados, asociados al Juego de Pelota. En el año 200 aC, en Monte Albán se erigió otro edificio con forma de punta de flecha que se encuentra cubierto con lápidas alusivas a una conquista militar.

En las lápidas, en lugar del cautivo mutilado, se utiliza el toponímico  de cada pueblo, asociado con una cabeza  colocada boca abajo. Tanto el crecimiento urbano como la hegemonía regional de Monte Albán se lograron a base de una intensa actividad militar. 

La  prosperidad de Monte Albán continúa durante el Horizonte Clásico y consolida el rasgo zapoteca,  con la presencia del arte funerario que se caracteriza por tumbas de  grandes losas  de piedra en fila, ricamente decoradas con estuco y pintura y vasos con efigie de cerámica que se conocen como urnas, colocados alrededor de los cuerpos acostados de los muertos.