Premura 'fastrackera' para principiantes

Las reformas peñistas que, debido a la premura, al entusiasmo e impaciencia en el Pacto por México, impusieron un ritmo solo para profesionales de la incontinencia.

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En México todo es fast track. Lo que antes era el llamado tiempo mexicano del que hablaba Carlos Fuentes, esa pachorra institucional, emocional que todo lo godinizaba a niveles de cámara phantom, parece haberse ido para no volver. Lo que antes se entronizaba en un laberinto de mudas pasiones burocráticas, ha pasado al estatus de fast food. Y es muy probable que todo sea culpa de las reformas peñistas que, debido a la premura, al entusiasmo, a la impaciencia y a la falta de diques en el Pacto por México, impusieron un ritmo solo para profesionales de la incontinencia, olvidando la vieja máxima del más vale paso que dure y no trote que canse. Está bien que se les cuecen las habas por ejercer la plenitud del pinchi poder pero no hay que exagerar.

Ahí tenemos a las ya célebres leyes secundarias; antes ni sabíamos qué era eso hasta que dos días después de promulgarlas, nos la dejaban cayetano; y ahora tenemos que vivir estresados porque nomás no se promulgan, en vez de preocuparnos porque ya los niños no nacen en los hospitales, sino a fuera de ellos porque sus políticas humanitarias no se los permite. Y es que según el secretario de Gobernación si estas leyes secundarias no salen en serie como discos de La voz México, corremos el peligro de un sexenio sin orgasmos.

Que sea menos. Sobre todo porque hacen trabajar a marchas forzadas a diputeibols y senadeitors, algo que debe ser considerado de lesa humanidad.

Como sea, estas urgencia neuróticas que dejan todo a mal cuajar (ahí está el INE que no acaba de sustituir al IFE y que terminará siendo, sin duda, la Estela de Luz de las votaciones) está al borde de ser considerada una de las formas menos valoradas de la eyaculación precoz.

 En esta lógica, no se sabe qué es más veloz, si las urgencias para armar las leyes secundarias en su papel de Santo Grial, o las negativas de Carlos Vela para ir al Tri, o los rechazos de AMLO al PRD, o los pretextos de Chepina Vázquez Mota para posponer su decisión de contender por la presidencia del PAN, o la constitución de nuevos grupos de autodefensa.

Y los que faltan porque hay mucho clon de La Tuta y sus amigos, ahora dedicados a la industria del secuestro.

Esperemos que con la nueva Estrategia Nacional Antisecuestros, sea obligatorio que los funcionarios le hagan caso a Alejandro Martí y si no pueden, renuncien.

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