El problema son las corbatas

El deporte en México es un juego de ajedrez: deportistas y entrenadores son meros peones, los verdaderos reyes son los dirigentes.

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Es yucateco. Es el campeón del mundo. Desde el trampolín de tres metros nadie lo hizo mejor. Tras una vida dedicada a su disciplina sube a lo más alto del pódium; pero se le niega la posibilidad de ver ondear su bandera y escuchar su himno. 

Cinco boxeadores; entre ellos el dos veces campeón panamericano, en Guadalajara 2011 y Toronto 2015; salen a la calle a pedir ayuda para financiar su viaje a una justa internacional.

Es esgrimista con pedigree olímpico. Llega al máximo evento deportivo de América, pero queda fuera sin siquiera haber desenfundado su sable. 

¿Qué está pasando?

Con 110 millones de habitantes el problema del deporte en México no es de falta de talento, fenotipos o entrenadores; es un problema de corbatas. Si, así es; los que rigen el deporte -por medio de federaciones, asociaciones o institutos gubernamentales- parece que lo hacen más obedeciendo pautas sociopolíticas que consideraciones deportivas. 

Para ejemplificar: hace más de 25 años llegó la primera camada (de muchas) de entrenadores cubanos. La intención era aprovechar su cúmulo de conocimientos (y éxito del modelo cubano) para cambiar el rostro del deporte de alto rendimiento en el país, pero algo pasó y los resultados nunca llegaron. Hoy México ocupa los mismos lugares en el medallero en justas internacionales que antes de su llegada. ¿Por qué entrenadores probados no pudieron producir los resultados deseados? Creo que estos entrenadores que llegaron, aunque muy buenos, al igual que sus contrapartes mexicanos (también muchos y muy buenos), tuvieron que supeditarse, en primera instancia, a todas las consideraciones sociopolíticas emanadas de los órganos rectores del deporte, en detrimento del crecimiento deportivo (de ellos y sus atletas).

A manera de metáfora, pudiéramos comparar el deporte en México con un juego de ajedrez; en éste los deportistas y entrenadores son meros peones,  los verdaderos reyes y reinas del deporte son los dirigentes. Es decir, los que portan corbata.

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