Problema sin capuchas en el CCH

Fernando Martínez Vázquez reconoce que en el movimiento del CCH participan estudiantes genuinos, pero también “normalistas” y activistas del paro.

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Quienes detentan las instalaciones (que tomaron a patadas, cristalazos y fuego el 6 de febrero) de la Dirección General del Colegio de Ciencias y Humanidades, propusieron ayer a las autoridades universitarias nuevo “diálogo” para este martes, a las tres de la tarde.

En su primer emplazamiento (para el sábado 8) exigieron (y la directora Laura Lucía Muñoz Corona accedió) que el encuentro fuera 60 minutos antes (no se entiende el cambio de hora, como tampoco el que no convoquen para las siete u ocho de la mañana, cuando en todo el país arrancan las actividades escolares).

La experiencia de otra “invitación” para el jueves reciente (a las dos de la tarde) contrastó con la buena onda del 14 de febrero: de manera poco amistosa, plantaron de plano a la misma funcionaria.

Para la reunión del 8, con el rostro encapuchado, un probable matriculado afirmó: “Nosotros no somos porros. Somos organizaciones políticamente activas dentro de los CCH; somos activistas; somos la banda que fuimos atacados por grupos de choque…”.

Así llaman a la mayoría que rechaza su activismo contra el mero debate de un plan de estudios que incluya el aprendizaje del inglés (en este punto, coinciden con los rurales michoacanos, aferrados a ser monolingües con el pretexto de preferir una instrucción afín a sus usos y costumbres. A diferencia de éstos, quienes tomaron las oficinas del CCH carecen de coartada, así sea remotamente “lógica”).

Un maestro de la institución se atrevió a denunciar trasfondos miserables:

Con larga experiencia en el sistema CCH, Fernando Martínez Vázquez reconoce que en el movimiento participan estudiantes genuinos, pero también “normalistas” y activistas del paro en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. En el plantel Naucalpan, sostiene, el problema se relaciona con medidas que ha tomado el nuevo director (Benjamín Barajas) “contra la venta de dulces, el consumo de bebidas alcohólicas e inclusive la venta de drogas”.

Avala su juicio: “Llevo 18 años siendo profesor del CCH Naucalpan; conocemos cómo se han dado este tipo de movimientos y sabemos que hay gente infiltrada. De hecho, hemos identificado a personajes que han aparecido en el movimiento de la UACM; gente que ha estado metida en las normales, y mucha que no es parte del plantel, y que está ingresando, aprovechando la bondad y el espíritu universitario, para generar desorden y violencia”, dijo en radio a Pepe Cárdenas.

Incitado por el periodista, el académico afirma que “en la forma en que se habla, estamos ante grupos de derecha que manejan discurso de izquierda y se comportan como tal…”.

La directora Muñoz Corona reconoce lo del narcomenudeo pero ha dicho no creer que esto sea la causa del conflicto.

Con los aderezos del profesor Martínez Vázquez, pero sobre todo por la comisión de delitos que motivan expulsiones en el plantel Naucalpan, más de 500 profesores del CCH firman el documento entregado al rector de la UNAM, José Narro, exigiendo que no se negocien las normas que rigen la vida realmente universitaria.

Tienen toda la razón.

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