Durante las últimas semanas se han presentado problemas severos de infraestructura y servicios en el Aeropuerto Internacional de Cancún, que mantienen ocultos para no deteriorar la imagen. 

En las últimas tres semanas el agua de los sanitarios de la terminal 2 ha rebosado hasta los pasillos, porque los conductos del desagüe exhiben fallas que la concesionaria ASUR no logra reparar debidamente. 

Hay filtraciones de agua en casi toda la terminal 2, por lo que recurren a cubetas y arreglos temporales que a nadie convencen. 

Los cortes de energía ya son frecuentes en las terminales 2 y 3, lo cual afecta las operaciones en oficinas gubernamentales, como Aduana, Sagarpa y Migración, y de empresas privadas, como aerolíneas, tiendas o restaurantes. 

Los generadores de energía que se activan cuando falla el suministro regular están ubicados sobre las unidades administrativas del Instituto Nacional de Migración y no en sitios alejados, lo que complica el desempeño de los servidores públicos debido al ruido excesivo.
 
Hay plagas de ratas y cucarachas que no han podido exterminar. Recientemente, cuando personal de ASUR reparó la fuga en los baños, al destapar una cloaca encontró cientos de cucarachas, que ya saturan pasillos y techos.

Por si fuera poco, algunos trabajadores del INM en la terminal 2 venden alimentos a sus compañeros, provocando con ello un pésimo olor y la aparición de más insectos.

Debe resolver la concesionaria, la cual, por cierto, no paga impuesto predial al Ayuntamiento de Benito Juárez por asegurar que sus instalaciones, por ser federales, están exentas de dicha obligación.

La ley obliga a que, quienes operen o administren lugares destinados al tránsito internacional de personas por tierra, mar y aire, deberán priorizar que las instalaciones contribuyan a garantizar la seguridad nacional y pública, y brindar las facilidades necesarias al personal de gobierno para desarrollar adecuadamente sus funciones.

El Capítulo Segundo “De las instalaciones del Instituto en los lugares destinados al tránsito de personas”, del Reglamento de la ley de Migración, dicta en su artículo 39: “Los espacios asignados al Instituto en los lugares destinados al tránsito internacional de personas deberán contar con las instalaciones hidráulicas, sanitarias, eléctricas y aquellas necesarias para el adecuado desarrollo de las funciones migratorias, incluyendo espacios para la diferenciación de flujos migratorios de ingreso y salida internacional”. Claramente, lo anterior no ocurre.

Además, la permisionaria falla en otorgar el espacio suficiente para el personal y poder atender adecuadamente a los turistas, pues la sala de espera de la T-2 es muy pequeña. El mismo reglamento en su artículo 41 expone: “En los lugares destinados al tránsito internacional de personas por tierra, mar y aire, las áreas, espacios y dimensiones que deberán ponerse a disposición del Instituto serán determinados en función de la cantidad de personas que se tenga previsto atender o en función de los máximos históricos atendidos, según sea el caso”.

Todo esto ha sido visto por miles de visitantes en ambas terminales internacionales. Pese a ello, la concesionaria y las autoridades presumen que el aeropuerto es el más moderno de América Latina.