Propuesta: Hoy no circulamos
Guardando las distancias, hace algunos días comenzó la discusión para reducir los índices de contaminación que prevalecen, sobre todo, en Mérida.
De un tiempo para acá, la gente que lee y escucha noticias o, bien, no teniendo nada mejor por hacer prende su 'telera' y ve los noticiosos (como diría la inolvidable niña de la caricatura inmortal, no solo argentina, sino Latinoamericana, Mafalda) y se entera de que la contaminación en el Estado Ciudad de México -¿cuál es su capital, entonces?, porque cada entidad federativa debe tener una capital- hay una brutal contaminación atmosférica, en parte porque circulan alrededor de 6 millones de vehículos a diario.
Las medidas de contingencia tomadas por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera, que el año próximo deberá cambiar de estafeta por la de Gobernador en términos oficiales, incluyen la muy conocida 'Hoy no circula' que, simplemente, se basa en que por determinado color de la calcomanía en las placas de circulación las naves se quedan en casita, so pena de violentar el reglamento y ser objetos de fuertes multas.
Cuando esto sucede en la capital del país (irónico: una capital que es estado y que carece de, precisamente, capital), por lo menos 2 millones de vehículos no circulan y, por ende, la polución y el smog se reduce. Por lo tanto, la vida se hace un poco más llevadera para los millones de habitantes de esa zona del país.
Y, aunque guardando las distancias, hace algunos días comenzó la discusión para reducir los índices de contaminación que prevalecen, sobre todo, en Mérida. Algunos estudios, estudiosos y chismosos de café, y dos que tres autoridades municipales, se han metido en el rollo de cerrar calles y con esto decrecer los índices de smog. Bueno, de smog, es un decir, pero qué tal los niveles de ruido ensordecedor que se escuchan por allí en horas pico cuando, además, transitan cientos de carros, unidades pesadas y camiones de transporte urbano más deficientes que los jueces que dictan resoluciones ridículas en los juicios orales abreviados en la entidad.
Ciertamente hay en Mérida y, en todo Yucatán, un buen lote de automotores, alrededor de 600 mil que circulan casi a diario en toda la geografía estatal; mínimo en Mérida deben existir registradas más de 300 mil naves de todo tipo, pequeñas, medianas y grandes que, la verdad, contaminan el todavía limpio cielo del mayab, sin que suene a hipócrita poesía.
Pero también es verdad que en determinadas horas, el tránsito por las principales calles de la ciudad capital se torna increíblemente catastrófico con policías municipales que, en su mayoría, se sienten semi-dioses cuando tienen el pito en la boca y la macana en las manos –sin mucho albur-, automovilistas que detienen sus carros en las laterales sin importarles los otros conductores, motociclistas que avanzan retadoramente porque saben que si de casualidad los colisionan, aunque ellos los haya provocado, tienen hasta la oportunidad de salir ganones, sin importar que les fracturen media progenitora y, para acabarla de amolar, los propios transeúntes que cruzan intempestivamente las calles sin dejar de mirar con caras y ojos de potenciales sicarios a los guiadores.
Entonces, sería mejor que los interesados en el famoso cierre de calles para reducir los índices de contaminación por smog y ruido centren su atención, posiblemente, en una medida similar a la del Estado Ciudad de México: llegar a un consenso vía estudios serios y no elaborados por la Dirección del Transporte Estatal de Yucatán (porque, de lo contrario, siempre van a salir a favor de los taxistas del Frente Unico de Trabajadores del Volante), con diálogo entre las autoridades municipales y gubernamentales, empresarios y gente seria como, por ejemplo, el ingeniero en Tránsito Vial, orgullosamente yucateco, René Flores Ayora, de los pocos conocedores del tema y con propuestas acertadas, para poner en vigencia el HOY NO CIRCULA EN LA CIUDAD BLANCA, o algo coloquial como 'Para hoy tu nave, gallo' (sin albur).
Al menos en Mérida, con una medida de restricción para la circulación de determinados vehículos, habría grandes ganancias. Chequen: de entrada, los índices de obesidad que se cargan miles de ciudadanos yucas, meridanos o de otras entidades que adoptaron la ciudad para radicar, bajarán sus estándares de colesterol, triglicéridos y de glucosa (azúcar en la sangre); con ello, tendrán un ritmo cardiaco aceptable y más agilidad. Por supuesto, estas personas tendrán que verse en la obligación de caminar para sudar la grasita y soltar las impurezas del cuerpo.
Quizá sea posible que se incorporen más ciclovías sin el temor de que los guiadores de automóviles los arrollen y se pelen del sitio de la desgracia.
Con seguridad, con el tránsito de menor cantidad de automotores, de todos colores y sabores, los índices de contaminación por humo y ruido descenderán drásticamente, las calles estarán más limpias y libres y hasta las autoridades podrán aprovechar para instalar sitios de recreación para los de a 'patín'. Es cuestión de dialogar y que todos los involucrados se pongan las pilas como se dice popularmente. Claro que habrá sus detractores pero, si lo analizan, la idea no suena tan descabellada. Hay que apostarle, no sólo a la seguridad física de las personas, también a la seguridad en salud.
Pechuguitas: Y el aplausómetro estuvo caliente el viernes pasado, en los eventos que encabezó la titular de la Sedatu, Rosario Robles, en esta ciudad. El que se llevó las palmas por partida doble fue el diputado federal Jorge Carlos Ramírez Marín. Primero, en el Siglo XXI, la funcionaria saludó de manera especial al yucateco y le reconoció 'por abrir brecha' en la Sedatu y luego, en la comida de la Canadevi, el gobernador Rolando Zapata le reconoció haber incrementado las cifras de vivienda en Yucatán durante su gestión en aquella dependencia.
Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que los vehículos que no circulen más en Mérida sean los vejestorios de las empresas de transporte urbano, enviaras a [email protected] y/o [email protected]