El pasado 21 de julio las secretarías de Marina y del Medio Ambiente y Recursos Naturales firmaron un convenio que tiene como finalidad realizar acciones conjuntas en materia de inspección y vigilancia al vasto capital natural y en especial la gran riqueza de mares y océanos del país para prevenir y evitar efectos negativos.

Lo novedoso es que Semarnat transfiere a la Marina 80 millones de pesos para comprar ocho buques patrulla que permitan a la Armada apoyar a la Profepa y a la propia Semarnat en la vigilancia de zonas que “requieren particular atención”, entre ellas las plataformas petroleras en el Golfo de México.

Sin duda esta decisión se inscribe en el marco de la polémica Reforma Energética y los cambios que se van a generar, particularmente en Pemex, principal fuente de ingresos del país. 

El propio secretario de Marina, almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, dijo que el convenio busca contribuir al equilibrio del medio ambiente, salvaguardar especies en peligro de extinción y “reforzar la presencia en instalaciones estratégicas, como en la Sonda de Campeche”,  donde tiene zonas y sectores navales, estaciones aeronavales y buques de la Fuerza Naval del Golfo y Mar Caribe.

Con ello la Semar aumenta sus acciones, pues a fines de marzo de este año informó que a partir del 1 de abril se crean Unidades Navales de Protección Portuaria en 19 terminales marítimas del país, entre ellas Ciudad del Carmen, Campeche, y Progreso, Yucatán.

Asimismo, en abril de este año, el Inegi informó que la Armada cuenta con un modelo operativo de Vehículos Aéreos No Tripulados, conocidos como “drones”, fabricado por personal de la propia dependencia, y tiene previsto invertir este año 5.6 millones de dólares en ese tipo de aviones y equipar un laboratorio para su mantenimiento. 

Sí, la vaquita marina, la tortuga, el pepino de mar y otros ecosistemas requieren ser preservados, como también otro recurso marino: el oro negro. Ya tiene barcos, aeronaves y drones, ¿qué le hace falta a la Armada?

Anexo "1"

Isla Tiburón

Desde antes de que existieran la Profepa o la Semarnat, la Armada de México ya realizaba, como hasta ahora, labores de vigilancia y protección del medio ambiente (recordemos Promam), ecosistemas y santuarios naturales en costas, arrecifes e islas.

De las islas, recordemos las Revillagigedo (Clarión para los marinos), las de la Baja California, como Espíritu Santo y Del Carmen (hábitat del borrego cimarrón) y, por supuesto, la "isla de los seris", la más grande de México: Tiburón.

En isla Tiburón, los infantes de Marina han preservado, junto con los seris y forestales, al venado bura, y permitido la población con ejemplares de borrego cimarrón.

"Punta Chueca", "El Tecomate" y "Las Cruces" fueron los bastiones desde donde 4 o 5 marinos ejercían jurisdicción naval durante un mes (a veces más) soportando las inclemencias del tiempo.

Por aquellos años (1977-80), retornaban como ermitaños a su base, la Compañía de Infantería de Marina número 4, en Guaymas, Sonora, para disfrutar un par de días de franquicia y a prepararse de nuevo para otra misión.

Como dice una canción marinera: "más allá de las playas también existe patria"... y ahí está la Armada.