¡Qué Chuayffet ni qué ocho cuartos!

Así, Chayito ya tuvo que correr a varios, pues al presidente Madero del blanquiazul le valió ma... el Pacto por México.

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Pido un aplauso pero no para el amor, sino para el candado que resguardaba con firmeza las puertas del Congreso de Guerrero, y que resistió los machetazos, tubazos y toda índole de mandarriazos que le aplicaron durante largo rato los muy serenos maestros de la CETEG, que buscaban abrirla para que pasaran sus huestes. No se sabía qué era más desesperante, ver la pantalla estática de diversas televisoras que mantenían la toma del magisterio sobre la carretera (parecía que estaban esperando a que las buenas conciencias gritaran aquello de

“¡Y estos son los que educan a nuestros niños!”), o la imagen en MILENIO Tv de los manifestantes incapacitados para vencer aquel candado heroico que hacía lo que ni el comandante Espartaco de la Policía Federal habían querido hacer.

Digo, los de la revista Time tendrían que incluir a este candado en su portada; o sea no tendrá el carisma de Reagan, ni el intelecto de Obama o las habilidades de Clinton en política (características que le dieron un lugar de privilegio en la revista, según Bill Richardson, al que nomás le faltó decir que es más bueno para ligar que todos los Kennedy), pero que con las capacidades puestas a prueba, parecía el último defensor de la reforma educativa. Qué Chuayffet ni qué ocho cuartos.

Esos mayextros dándole gusto a quienes exigen que se les aplique todo el rigor del Estado de derecho. 

Como sea, Chayito Robles hubiera tenido un candado tan celoso de su deber, no estaría viviendo estos señalamientos de los panistas por el supuesto uso electorero de la Cruzada Nacional contra el Hambre, particularmente en Veracruz. Pero a quién se le ocurre juntarse con el góber Duarte.

Así, Chayito ya tuvo que correr a varios, pues al presidente Madero del blanquiazul le valió ma... el Pacto por México con tal de darle en la torre a la ex perredista. Al final no va a quedar quién cierre la puerta, ahora que fue citada en San Lázaro para que comparezca. 

Claro, siempre se le puede echar la culpa a Jennifer. Lo bueno que ya no está Marisela Morales al frente de la PGR, porque si esto hubiera pasado en el sexenio calderónico que era el monumento al michoacanazo con arraigo incluido, a la señora le hubiera pasado lo que al general Ángeles Dauahare. 

No sé de qué extraña aleación estaba hecho este artilugio, pero dada su naturaleza recia, con uno como ese, la puerta negra no hubiera necesitado tres candados para mantenerse cerrada. 

Lo de la maldita calor, también es culpa de los maestros, ¿verdá? 

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