Algunos podrían preguntarme el porqué del plural en la interrogante que encabeza esta modesta colaboración, en lugar del singular: ¿Qué hago para evitar violencia contra la mujer? Sobre todo ahora que este 25 de noviembre se recuerda cómo sufren violencia las mujeres.

Mi respuesta podría ser que el plural implica ya que individualmente –hasta llegar a lo colectivo- se hace lo posible por evitar ese mal que puede considerarse como una pandemia, es decir algo negativo que afecta a todo el planeta.

Y para hablar de esa afectación señalaré algunos datos que son ya de sobra conocidos pero que bien vale la pena tener presente para no olvidarlos jamás: La violencia contra la mujer es una violación de los Derechos Humanos, porque las personas deben de disfrutar de una vida plena, sin sobresaltos.

Asimismo en el campo de la violencia hace su entrada la discriminación que el llamado género fuerte, es decir, los varones, ejercen contra las féminas y esta  discriminación se da tanto en leyes como en la práctica, y la persistencia de desigualdades por razón de género, por eso debemos de hacer perfectibles las leyes que protegen a las mujeres contra el flagelo de la violencia.

No olvidemos que de acuerdo a especialistas en la materia la violencia contra la mujer afecta e impide el avance en muchas áreas, incluidas la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA y la paz y la seguridad, -¿deberíamos agregar algo más?- algo que con un poco de buena voluntad podemos evitar, centrando nuestros objetivos en la prevención de ese mal.

Y no nos equivocamos cuando señalamos que la violencia en contra de las mujeres es una pandemia, ya que de acuerdo a lo que estima la Organización de las Naciones Unidas, ONU, hasta un 70% de las mujeres sufren violencia en su vida.

Y para seguir horrorizándonos y comprender este problema, sigamos con más datos que nos da la ONU: Entre 500,000 y 2 millones de personas se calcula que son víctimas cada año de trata, -la denominada moderna esclavitud del Siglo XXI- lo que las lleva a la prostitución, a realizar trabajos forzados, a la esclavitud o a la servidumbre. Las mujeres y las niñas representan alrededor del 80% de esas víctimas. 

Se calcula que más de 130 millones de mujeres y niñas que viven hoy en día han sido sometidas a la mutilación/ablación genital femenina, sobre todo en África y en algunos países de Oriente Medio.

Las pérdidas a causa de la violencia doméstica en los Estados Unidos superan los 5,800 millones de dólares anuales, de los que 4,100 millones corresponden a servicios médicos y sanitarios. A la vez, las pérdidas de productividad suponen cerca de 1,800 millones de dólares. ¿Sería ocioso agregar algo más?

Este año la ONU eligió el color naranja para simbolizar el fin de la violencia contra las mujeres. El nombre de la campaña este año es: Únete, y durará 16 días, es decir, desde el 25 de noviembre, hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.

Es importante recordar que el 25 de noviembre se eligió para conmemorar a las hermanas Mirabal, tres activistas políticas que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo (1930-1961).

Cosas tan aberrantes como el triple asesinato cometido desde el poder, es lo que debemos de olvidar y tener presente lo que hago como ser individual para eliminar la violencia contra las mujeres y lo que desde mi individualidad hago también para que juntos, todos y todas quienes integramos nuestra sociedad hacemos para erradicar este terrible problema que ningún ser humano debe de sufrir.

Hagamos nuestro mejor esfuerzo para que JAMÁS vuelva a saberse de una mujer víctima de violencia.

¿Vale la pena hacerlo? Usted decide.