¡¡¡¿¿¿Qué nadie piensa en los niños???!!!

La PGR dice que estaba buscando armas y encontró cadáveres en Tlalmanalco.

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México, siempre a contracorriente, le muestra al mundo que se pueden dar grandes hallazgos policiales no mediante una investigación científica apegada a los guiones de CSI Miami, ni a través de los ejercicios de deducción de Sherlock Holmes, ni gracias a la inspiración de las señorita Marple o Peter Pérez el detective de Peralvillo, sino por medio de algo que va más allá del empirismo o esa inercia del rigor que deriva en un descubrimiento superior llamado serendipity: la chiripa. 

Así, la PGR, que dice que estaba buscando armas y encontró cadáveres en Tlalmanalco dio con esta fosa donde, presumiblemente, a la hora de escribir estas líneas que tienen algo de cruz y del Pantera, yacían los cuerpos de quienes podrían ser de algunos de los jóvenes desaparecidos en el Heaven. 

Misma metodología que se aplicó en la Torre de Pemex: se buscaban terroristas y se encontró metano. O como en el caso del nieto de Murillo Karam que, afortunadamente, era su nieto. 

Los sospechosistas dirán que qué casualidad que justo cuando está la corretiza entre maestros de la CNTE, más bravos que los enanos de las minas Moira y los diputeibols que se resguardan en su Mordor ambulante extrañando sus comederos de lujo. Yo digo que este terrible hallazgo no nos distrae, sino que contiene un poco la histeria y nos da tiempo de abrir otra perspectiva más serena.

No se puede perder el rumbo cayendo en el debate fácil de quién dobló a quién (ya lo dijo San Mr. Bean Cordero mirando hacia Icacos), si los maestros al puerco legislativo o los diputeibols al gobierno de Peña Nieto o los mairos a Mancera. 

Así, por un lado vemos a los que con voz meliflua le gritan a los maestros que son un peligro para México, que si no los evalúan y les hacen un examen de colon, la educación se va al carajo. Si bien el comportamiento del magisterio en rebeldía ha sido cavernícola, y desprovisto de lucidez, tampoco se le puede tomar en serio a esa gente que desde sus pedestales académicos no quiere tener niños críticos y con ideas propias, sino otros ordenados ladrillos en la pared.

Como desde Salinas siempre he desconfiado de los que sacan puros dieces (digo, Napito Gómez Urrutia fue a Oxford y a Calderón lo admiten en Harvard), me parece sospechosa una reforma educativa que neuróticamente quiere pacer en los paraísos artificiales y engañosos de esa cosa nebulosa y de libro de autoayuda a la que le dicen excelencia.

¡Serendipity! 

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