Que se rasquen con sus uñas

Así les dijo entre líneas el aún titular de Hacienda estatal, Mauricio Góngora Escalante, a los residentes municipales ahogados en deudas: “No habrá rescate para los municipios”.

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Así les dijo entre líneas el aún titular de Hacienda estatal, Mauricio Góngora Escalante, a los  residentes municipales ahogados en deudas: “No habrá rescate para los municipios”, advirtió tajante el funcionario la semana pasada, siguiendo el ejemplo de su homólogo federal, Luis Videgaray.
 
Góngora Escalante dijo que, a lo sumo, les pueden echar la mano dándoles un adelantito de la lana que les corresponde por participaciones federales como se hizo recientemente para desactivar una manifestación de trabajadores en el municipio capitalino, pero eso de ninguna manera es un rescate, ya que son recursos destinados a las alcaldías.
 
La cosa es que para la capital esos adelantos no sirven para nada, ya que las deudas superan por mucho el monto de las participaciones que reciben.
 
Al Ayuntamiento capitalino no le queda de otra que conseguir dinero extra sí o sí, como se pueda, ya que su calificación crediticia desvanece las esperanzas de que algún banco les preste dinero por arte de magia.
 
Por eso el alcalde Carlos Mario Villanueva Tenorio fue obligado a palomear 150 “decapitaciones” de plazas laborales más, aunque esto en realidad no dará mucho oxígeno a la alcaldía, y sí le puede traer más problemas.
 
¿Y mis 272 millones qué?, anda diciendo Carlos Mario, emulando al célebre “Canaca”, fallecida estrella del YouTube.
 
Mientras espera, la ingobernabilidad crece cada día en Chetumal, y los trabajadores sufren penurias económicas porque no les pagan sus prestaciones, los servicios públicos brindan un servicio deficiente y el alcalde esconde su cabeza en la tierra, los regidores se dedican a hacer leña del árbol caído sin tomar en serio su labor.
 
Y es que casi todo el peso sigue recayendo en el tesorero Joel Sauri Galué, quien ha tenido que aplicarse a fondo, desbordado pese a todo por la gravedad de la afectación. 
 
Una muestra de eso es que la cacareada “reingeniería” administrativa ha sido atole con el dedo, y mientras ellos sigan cobrando puntualmente su sueldo y su jugosa compensación, lo demás ni les va ni les viene, dormitando en su zona de confort.
 
Tal reingeniería fue una expresión que tuvo por objetivo única y exclusivamente el impresionar a los incautos, ya que el Ayuntamiento (priísta) de Othón P. Blanco no ha ido a fondo en su revisión para hacer más con mucho menos, ya que han planteado medidas desesperadas, como retornar a la máquina de escribir mecánica, un asunto de museos y bodegas polvorientas.
 
Tan claro es que se les da más la grilla que trabajar por la ciudadanía, una vez más aplazaron el urgente asunto de las licitaciones de transporte público, aunque la sociedad pide a gritos que se resuelva de una vez por todas ésta situación que ha impactado de lleno en sus bolsillos, beneficiando al gremio de taxistas.

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