Reactivar el centro

Cuántas veces hemos escuchado el discurso, ya sea político o empresarial, en torno al rescate de áreas estratégicas...

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Cuántas veces hemos escuchado el discurso, ya sea político o empresarial, en torno al rescate de áreas estratégicas o zonas comerciales olvidadas, que puedan generar un repunte económico y  reactivar la vida social, cultural y turística de las ciudades.

Un ejemplo de esto es el centro de Cancún, una verdadera joya que, con un buen proyecto, podría generar una transformación del principal polo turístico del país, así como, acercar al turista y a los ciudadanos.

Recordé esto, ya que en la Ciudad de México, desde hace más o menos una década, se ha hecho un gran esfuerzo por rescatar espacios urbanos, que antes eran zonas conflictivas o inseguras, y hoy dan cobijo a cientos de proyectos, gastronómicos, galerías de arte, teatros, bares, en fin, sitios para todos y que van propiciando una identidad propia.

Recientemente, abrió el Mercado Roma, ubicado en la calle de Querétaro, de la céntrica y tradicional Colonia Roma, de la capital del país, un concepto que rescató un espacio tradicional, proyectó un rediseño urbano, realizado por la prestigiada empresa Rojkind Arquitectos y una interpretación moderna del concepto de un mercado, en el que se encuentra todo tipo de productos gourmet, así como cocina de todo el mundo.

¿Cuál ha sido el éxito? Ofrecer un espacio de convivencia y que las empresas ofrezcan productos diferentes, orientados hacia lo orgánico, lo natural, lo artesanal y sobre todo, que no se venden en los supermercados.

Otro ejemplo de reactivación de zonas urbanas, que han tenido gran éxito y aceptación, son las calles peatonales cercanas al Zócalo del DF, específicamente las de Francisco I. Madero,  16 de Septiembre, Filomeno Mata y Motolinía. Estas se han convertido en lugares de encuentro, facilitando con ello el éxito del 100 por ciento de los locales comerciales, restaurantes y hoteles de la zona.

Evidentemente, hacer cambios urbanos implica una excelente planeación, modificar vialidades, dotar de infraestructura, cambiar rutas de acceso vehicular y hacer una gran inversión económica; por ejemplo, tan sólo para hacer de 16 de Septiembre una calle peatonal, se tuvieron que invertir alrededor de 40 millones de pesos, pero el beneficio fue total para habitantes de la zona, ya que se revalorizaron sus inmuebles, se atrajo a una mayor cantidad de personas a los negocios, el paisaje urbano se rehabilitó y se brindó seguridad; todos estos elementos han sido más que apreciados. 

Estos casos de éxito, bien se podrían replicar en Cancún y de una buena vez, transformar para bien. La zona estratégica del centro que lleva años planeándose y sin que se concrete, ya sea por la escasa voluntad política, pugnas empresariales, etcétera, lo único que hace es deprimir aún más la difícil situación de la zona. 

Cancún se merece tener un centro digno, que sea un imán para la inversión, para el desarrollo cultural y social, a la altura de lo que es: el principal receptor de turismo de este país. ¡Qué la pluma siga girando!

 

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