Realidad colectiva

Siempre existirá la presión mediática en todos nuestros actos. Desde que el ser humano se convirtió en un ente social...

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Siempre existirá la presión mediática en todos nuestros actos. Desde que el ser humano se convirtió en un ente social, padecemos la necesidad inventada por ciertos productos o servicios.

Con el ascenso de las redes sociales, esa necesidad se transformó en una apariencia más que en un hecho concreto, sin que por ello deje de ser una realidad, eso sí, tal vez más etérea.

Hace un tiempo, circuló por Twitter y Facebook una imagen muy singular: la de un grupo de gente tomando una fotografía, mientras una anciana parecía disfrutar el momento, sin necesidad de  capturarlo en una instantánea; mismo concepto que acompaña a otra foto, ésta, de muchas personas captando en sus teléfonos a “La Gioconda” durante su paseo por el museo de El Louvre. 

Sobre estas imágenes, lo más común es afirmar que el mundo ha cambiado la experiencia de vivir el momento por el de recordarlo; o que existe hoy día más apego a decirle al mundo lo que hacemos, que realmente hacerlo. Sin embargo, considero que hay algo más allá, menos simple que sólo el ver sin observar.

Cierto es que nos enfocamos ahora en retratar los momentos más que en vivirlos, pero esto no sucede porque nos ausentemos de la realidad, sino porque deseamos ser parte de una más grande. La urgencia por tomar la foto y compartirla con el mundo, es producto de nuestra nueva percepción del presente, de nuestro ser social que toma el lugar que antes tenía la individualidad.

Al subir nuestra imágenes a la web, no es tanto que cedamos nuestra vida a las presiones mediáticas de la autocomplacencia; buscamos, deseamos y “morimos” por pertenecer a la comunidad, por ser parte de la nueva realidad global. En otras palabras, preferimos ver al mundo bajo la óptica imperante en las redes sociales, que crearnos un concepto propio, más real, pero introspectivo, y por tanto, no tan sencillo de compartir con el colectivo en la web.

¿Es esto intrínsecamente malo? Eso depende del filtro de Instagram que queramos agregarle. Por un lado, participar activamente de la comunidad en internet nos abre muchas puertas a nuevas realidades, pero si no tenemos algo propio, verdadero y único que ofrecer a la misma, la web no nos rechazará, pero sólo seremos “uno del montón”, ese usuario que sólo responde a la moda imperante.

Del lado contrario, si nos diéramos el tiempo para disfrutar, observar y reflexionar sobre lo que vemos, escuchamos o percibimos –como la ancianita de la foto-, descubríamos que tenemos algo constructivo y verdaderamente nuestro que compartir con el mundo, y que además, nos llevaría por el camino de los usuarios con contenido, de los que proponen y marcan pauta.

“’Tweetea’, Luke, ‘tweetea’”

El cine tiene grandes leyendas, importantes ponentes y sagas dignas de leyendas. Pero, curiosamente, ¿cuál de todas ha empleado las redes sociales de forma más atinada? Aunque éstas tienen ya cierto tiempo en la mente de la comunidad, para el séptimo arte aún son un singular misterio y competencia.

El avance y los “teasers” de la próxima película de Star Wars, “The Force Awakens”, demostraron  algo que aún no cuadra mucho en la mente de muchos publicistas cinematográficos: que las redes sociales sabemos apreciar cuando se nos respeta. Por ejemplo, para “Avengers: Age of Ultron”, la miríada de avances prácticamente contaron toda la película antes del estreno, dejando sin gracia permanecer dos horas y pico sentado en el cine, sabiendo ya lo que ocurriría.

Con la nueva entrega de Star Wars, la información se ha soltado a cuentagotas, incluso en estos tiempos de información inmediata y de filtraciones, permitiendo que los seguidores disfrutemos de la experiencia, sin que nos traten como niños, dándoles dulces a cada rato para mantenernos atentos a la película. 

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