En estos días en los que el tema del magisterio, los sindicatos corruptos y  maestros  en desacuerdo con la Reforma educativa roban espacios en medios de comunicación y redes virtuales, aún quedan profesores que prefieren seguir trabajando, estudiando y aportando a la formación académica y humana de los estudiantes.

Esto viene a cuento a propósito del Día del Maestro; una jornada que les regaló un día sin clases, obsequios y festejos, algunos ayer y otros en los días que vienen.

Como todos los Días de… lo que sea, para mí son un buen pretexto para reflexionar y en ese camino me topé con los recuerdos de mi educación básica y mis maestros.

Vinieron a mi mente los profesores gritones, los que pegaban con reglas, cables y hasta con borrador que lanzaban hacia el blanco (el alumno) y eso que no me formé en una correccional. Sólo una maestra estaba comprometida con la causa.

Esas historias, en gran parte, quedaron atrás y  se pueden encontrar  académicos responsables, conscientes de que ellos no son proveedores de conocimiento, sino facilitadores del proceso de aprendizaje, en el cual involucran activamente al alumno, capaces de actualizarse, enseñar con el ejemplo y aprender de sus estudiantes; a ellos mi reconocimiento, en especial a mi hermana María del Rosario Ricárdez.