Mi interés por conocer otros aspectos de la vida de la célebre soprano de origen hispano Maruja González, nacida en Mérida, Yucatán, el 6 de septiembre de 1904,  me llevó en diciembre de 2015 a  la población de Guanabo, a 45 minutos al este de La Habana, a visitar su antigua residencia de playa  convertida ahora en la sede de la Escuela  de Salvavidas Henry Dunant de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.

En el área de la alberca destacan tres murales de mosaicos con 165 caricaturas de reconocidas figuras de la escena, tales  como Alicia Alonzo, Esther Borja, Ernesto Lecuona, la propia Maruja, Rosita Fornés, Bola de Nieve, Benny Moré, Rita Montaner, Celia Cruz, los mexicanos Jorge Negrete y Pedro Vargas,  Maurice Chevalier,  Josephine Baker y  otros muchos cantantes, compositores, músicos y personajes del cine, la radio y la televisión  de los años cincuenta. 

Mi gentil anfitrión fue el veterano cronista de Guanabo, don Gilberto Aldanás, devoto admirador de Maruja González y quien en sus mejores años fue miembro del cuarteto Los Modernistas y desde hace varias décadas es el celoso custodio de estos murales que son un valioso testimonio del arte escénico cubano de mediados del siglo pasado. El mural fue realizado en 1956 a solicitud de Maruja por al pintor y dibujante Luis Martínez Pedro, quien encargó los rostros al caricaturista Antonio 'Ñico' Marino Souto, y fue la ceramista Marta Arjona la que se encargó de plasmarlos en artísticos mosaicos que han retado el paso del tiempo. Varios discos digitalizados de la cantante Maruja González forman parte de la Fonoteca Adda Navarrete del Centro de Investigación Musical Gerónimo Baqueiro Fóster de la ESAY, a mi cargo.