Reflexiones constitucionales desde lo local

Muchos de los temas de las entidades federativas acaban siendo discutidas y acordadas en el centro del país...

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A propósito del próximo centenario de nuestra Constitución Política federal, es menester realizar algunas reflexiones en torno al tema constitucional. 

Primero, la pregunta obligada: ¿Es necesaria una nueva Constitución Política? Los textos constitucionales suelen provenir o de movimientos revolucionarios o  golpes de Estado o de un gran consenso en torno a ella en aras de crear una “Carta Magna”. Cualquiera de estas condiciones no están dadas en el México actual.

Segundo, las constituciones locales o de cada entidad federativa, ¿sirven para algo? ¿Regulan la vida social, económica y política de las entidades? La mayoría de los habitantes de los estados de la República no saben siquiera de la existencia de esas constituciones locales. Incluso muchos estudiantes de Derecho de nuestras universidades ignoran la fecha de su proclamación y peor aún el contenido de dicho documento constitucional.  Es raro que algún profesor de derecho constitucional analice o les pida a sus alumnos conocer el contenido de nuestra Constitución local. Por cierto promulgada el 14 de enero de 1918. 

Tercero, hay un desprecio al constitucionalismo local no sólo en Yucatán sino en la mayoría de las entidades federativas. Es importante destacar que el juicio de amparo es una aportación del constitucionalismo local a la vida nacional e internacional y surge de la Constitución yucateca de 1841.

Cuarto, México ha transitado de ser un estado legal a un estado constitucional de derecho. Como característica de esta transición, destaca la marcada tendencia hacia la constitucionalización de todos los temas de la vida nacional, lo amerite o no. Se cree que plasmándolo en la Carta Magna se soluciona el problema. En gran parte, por eso tenemos una Constitución si no obesa por lo menos con sobrepeso. 

A la luz de este tema, surgen otros tópicos inherentes a nuestra forma de gobierno, por ejemplo en torno al federalismo mexicano, que no termina por ser una auténtica realidad en México. 

Muchos de los temas de las entidades federativas acaban siendo discutidas y acordadas en el centro del país. Históricamente ha sido una constante. En ocasiones nuestro federalismo es una especie de híbrido amorfo, federalismo centralizado. De hecho existen en México municipios que sólo ingresan a sus haciendas públicas los recursos que les manda la Federación, es decir una parte de los municipios mexicanos no generan sus propios ingresos de la contribución ciudadana, sino sólo cuentan con las aportaciones del Gobierno Federal.

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