Hace poco más de una semana que terminó la 13va Conferencia de las Partes del Convenio de la Diversidad Biológica, mejor conocida como COP 13, y creo que, dado lo reciente del evento pero también en vísperas del año que inicia, vale la pena reflexionar sobre lo que sucedió y lo que sigue.

Tal vez la reflexión más importante de inicio, es que necesitamos llevar estos temas a un plano mucho más sencillo y entendible para la población en general; si, hubo 8,000 asistentes expertos en estos temas, pero en Quintana Roo hay más de millón y medio de personas cuya mayoría, estoy seguro, no comprendió el alcance del evento ni tampoco tienen claro cómo, con acciones sencillas, podemos proteger nuestra biodiversidad.

Si de por si es un tema que puede resultar complejo incluso para quienes nos dedicamos al tema, me imagino lo que significa para alguien que no tiene ninguna relación con el medio ambiente y/o la sustentabilidad; creo que como sociedad, como medios, como profesores, como líderes de opinión, como organizaciones, como empresarios, nos hace falta mucho camino para hacer más accesible la información a la mayoría de la población. Yo estoy seguro, solo por dar un ejemplo, que si ese millón y medio de personas comprendiera la importancia de consumir de forma responsable, y reciclar los residuos, no tendríamos ningún problema de espacio en los sitios de disposición final.

Mi otra reflexión es acerca de lo que significa una COP para la política pública y para el compromiso empresarial; en la COP de cambio climático de 2010 que se realizó en esta ciudad, se firmaron compromisos que de verdad fueron muy importantes para el futuro de la conservación de las selvas en la Península de Yucatán, sin embargo, el sector privado brilló por su ausencia y, aunque si hubo empresas y organizaciones que apoyaron proyectos, no hubo una masa crítica de empresarios que tomaran liderazgo en estos temas.

En la COP de este año, el sector privado ya hizo un compromiso importante a nivel peninsular para respaldar el Acuerdo por la Sustentabilidad de la Península de Yucatán; más de 50 empresas han firmado un compromiso de trabajar por un futuro sustentable en la zona, y les tocará en 2017 y años subsecuentes trabajar para que eso suceda. También durante la COP se realizó un Foro de Negocios y Biodiversidad, con CEO’s importantes de empresas globales, y seis empresas firmaron a nivel nacional un convenio con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas para apoyar los esfuerzos de conservación, una acción que tal vez hace unos años parecía impensable.

Y aún así, en especial en el tema en el que me muevo, que es el turismo, aún hay muchos retos que cumplir en materia de sustentabilidad; cierto que hay empresas que hacen bien las cosas, que obtienen certificaciones y premios, que han sido modelo del “bien hacer” las cosas, pero volteando a otras latitudes y viendo otros ejemplos internacionales de organismos empresariales privados, nos falta aún trabajar en este sentido.

Nuestro compromiso como empresa para el año 2017, que por cierto ha sido declarado por Naciones Unidas como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, es lograr un sector turístico mexicano más comprometido, con mayor empuje, y más unido en lograr un turismo que conserve la biodiversidad y genere beneficios para todos.

El reto es mayúsculo, pero estoy seguro que el contexto es el idóneo para lograrlo, y demostrar que así como somos líderes en llegada de turistas, en servicio, en calidad y en innovación turística, también lo seamos en sustentabilidad. Hay que aprovechar esta gran oportunidad.

Desde Sustentur, aprovechamos este espacio para agradecer a todos quienes nos leen y están pendientes de estas publicaciones, los invitamos a seguir trabajando por un mejor turismo, y les deseamos que el próximo año sea mucho mejor para las empresas, para la sociedad y para el planeta.

Muchas felicidades.