Regidores de ornato

En teoría, no siempre en la práctica, los regidores también gobiernan.

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En teoría, no siempre en la práctica, los regidores también gobiernan. Sus acciones son tan necesarias como trascendentes para una administración municipal, pero muchos prefieren, o son obligados, a pasar inadvertidos. 

En un contexto como el actual, cuando los gobiernos requieren fortalecer su imagen y ganar credibilidad ante los ciudadanos, no pueden esconderse, mentir o flojear. Consolidarse como “voces vivas” del reclamo ciudadano y de las propuestas de diversos sectores, es una tarea impostergable.

El edil debe operar como enlace entre el Cabildo -entendido como espacio para tomar decisiones- y los habitantes del municipio, para conocer de primera mano las problemáticas, luego elaborar propuestas de trabajo y, por último, gestionar las soluciones; sin embargo, no siempre lo hacen. No todos.

El ejemplo del Ayuntamiento de Benito Juárez es oportuno: con base en un documento de evaluación del primer mes en funciones, el índice de satisfacción es bajo debido, sobre todo, al ausentismo de muchos.

De los 15, poco más de la mitad aprueba en dicho escrutinio. Nombres como Gregorio Sánchez Martínez, José Meckler Aguilera o Karla Gasca Sánchez son acusados de presentarse solamente a las sesiones, pero rara vez despachan en sus cubículos.

En contraste se advierte una “participación más activa” de Berenice Sosa, Isidro Santamaría, Blanca Pech, Noel Pinacho, Erika Castillo, Roger Sánchez, Rubén Treviño, Julián Ramírez Florescano y Berenice Polanco. Por el momento, la están librando.

Quienes no acuden a oficinas atentan contra el desarrollo de programas en seguridad, educación, turismo, obras o servicios públicos, ya que es el lugar donde escuchan y “arrastran la pluma” para elaborar las políticas que determinarán el conjunto del quehacer municipal. Porque en terreno tampoco se les ve con frecuencia, salvo en representaciones obligadas.

Si continúan así, ¿con qué cara acudirán con derecho de voz y voto a vigilar el cumplimiento de acuerdos, informarán las gestiones realizadas, promoverán la participación ciudadana en apoyo a sus programas o propondrán modificaciones al sistema de trabajo respectivo?

Evidentemente hay un problema si quienes componen el gobierno interpretan a su favor las disposiciones reglamentarias que rigen su actuación, ya que al asumirse únicamente como gestores de media jornada se automarginan de las deliberaciones más esenciales y pierden la comunicación con otros servidores públicos.

En marzo de 2014 un trabajo de investigación de Novedades reveló que cada regidor (de la administración 2013-2016) percibía 95 mil 508.13 pesos mensuales, por lo que, entre los 15, podrían pagar el salario mensual de 750 trabajadores que ganen el mínimo.

Considerando que entonces fijaron el tabulador y los actuales aún no revisan el tema, se deduce que sería más o menos la misma cantidad. En resumen, muy buen sueldo, bastante comodidad y pocos resultados. 

Deben mejorar para evitar el apodo de “levantadedos”, tan denigrante para su investidura de “representantes del pueblo”.

Desorbitado

Tal como los regidores, los diputados también son observados en su calidad de representantes populares. Algunos integrantes de la XV Legislatura se han visto más eficientes que otros, ofreciendo conclusiones ad hoc en temáticas que ameritaron urgencia. No obstante, persisten las críticas por aparentes moches, subyugación o sometimientos.

Como los primeros, estos intervienen en aprobaciones o consentimientos en asuntos prioritarios, basados en equidad, justicia y correcta aplicación de las leyes, por lo que su desempeño también se antoja eficaz.

En todo caso, las evaluaciones deben arrojar lo que la gente espera.

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