Regina y el Santa Claus

'El tal Santa fue el fin de semana al pueblo y mi hijo le entregó su carta. Le pidió un hermanito'...

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Viernes lluvioso y de limpieza con la visita de la espectacular y codicidada Regina, que, por 400 pesos la visita, hace de todo y algunas veces, si está de humor, hasta un poco más. Su mano llega hasta los rincones más ocultos, dejándolos rejuvenecidos y alegres. 

El final con ella siempre es feliz y lo deja a uno con un cansancio agradecido, la cartera poco castigada, la salud razonable y la estima intacta; premio a todo aquel que paga por sus servicios. 

La casa queda reluciente y lista para otra semana. “¿Listos para las fiestas, Regina?”. “Ya casi, Don. Sábado, el más pequeño de mis hijos, está muy emocionado”. 

“¿Ya le envió carta a Santa Claus?”. “Ni me recuerde, Don… ese maldito Santa nos está haciendo la vida imposible”. “¿Cómo?”. “El tal Santa fue el fin de semana al pueblo y mi hijo le entregó su carta. Le pidió un hermanito. Ahora, no nos deja en paz”. “¿Por qué?”. Ese mismo día en la noche, Santa le contestó con otra carta y decía: ‘Claro que sí, jovencito, mándame a tu mamá’. Ahora, diario pasa por la casa por el tema del regalo. Ya me dio claustrofobia, Don”. “¿Qué tiene que ver, Regina?”. “Pues miedo a Santa Claus, Don. Los veo y tiemblo”. “Ay, Regina…”. “Y luego, mi hija pidió la ‘Barbie Divorciada’, que cuesta como 5 mil pesos más que las otras Barbies”. “¿Y por qué está tan cara esa?”. “Bueno, lo que pasa es que esa viene con el avión, los coches y la casa de Ken”. “Qué mal chiste, Regina”.

“Lo bueno de esta época, Don, es que algunos días hace tanto frío, que los políticos meten las manos en sus propios bolsillos. Así México se recupera, aunque sea un poco, en esta época, Don”.

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