Anoche, un amenazante grupo de activistas de lo que queda del plantón en la explanada (y entorno) del Monumento a la Revolución impidió al reportero de MILENIO Alejandro Madrigal transmitir en vivo su explicable abandono de la plaza.

Por la tarde un oaxaqueño de los Valles Centrales, Mario López Florián, había reconocido: “No hemos logrado absolutamente nada con esta movilización…” (y fue abucheado y silenciado por compañeros michoacanos de su viaje).

La CNTE parece al fin haber digerido su fracaso en la necia lucha por intentar echar abajo la reforma educativa.
Si patético es el regreso sin gloria de tanto maistro a sus lugares de origen, siniestro se antoja lo que su corrosivo retorno depare a la sociedad oaxaqueña.

Imposible confiar en que se repondrán las clases de que durante ¡dos meses! se privó a un millón 300 mil niñas y niños, y más cuando sobran los casos de profes que asisten a la escuela solo dos o tres días a la semana, porque los demás los dedican a la causa.

Se requiere ser idiota para creer que cumplirán.