Reinalda, Reinalda, quítate la minifalda

Estamos acostumbrados a chivos expiatorios con calidad de exportación, no jueguen con nuestros sentimientos.

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“Yo así me visto, y punto”. Frase que parecería emanada de doña Matrix desde Brasil, o de Juanito desde Iztapalapa, o la señora Marta en el rancho, bien se le pudo atribuir al gran Murillo Karam en Kafkapulco que, durante la conferencia de prensa que convocó para hablar de la detención de los perpetradores confesos de la violación de las turistas españolas, no solo renunció a hacer chistes estilo Memo Ríos, también se negó a portar la clásica guayabera echeverrista a la que recurren los políticos cuando van a zonas tropicales.

El procurador adelantándosele al góber calamitoso de Guerrero y al elemental Walton, munícipe del puerto, aseguró que los detenidos sí eran los buenos, no como los otros que se habían estado anunciando en la semana. Ojalá. Y si no lo son, por lo menos esperamos que los personajes que presenten sean medianamente más verosímiles que los chivos expiatorios de baja calidad que durante el calderonato hacían pasarela. Digo, estamos acostumbrados a chivos expiatorios con calidad de exportación, no jueguen con nuestros sentimientos.

Porque, además, ya ven cómo son, que en el mejor estilo del ex regente tricolor, el inolvidable Oscar Espinosa Villarreal, se ponen rejegos y hasta escriben libros telenoveleros y lacrimógenos. Él acusa a Zedillo, Chayito Robles y al Inge Cárdenas de haber complotado contra él —tan decente que es, según su propia descripción —. Todavía recuerdo que en el cierre de campaña de Pancho Labastida, luego del desganado show de Juan Gabriel, mientras los tiranos se abrazaban como hermanos y los priistas celebraban un triunfo que nunca llegaría, Espumoso Viñarreal estaba ahí solo en el Zócalo cual apestado. ¡Y hoy, quién lo viera, de poeta malito!

Como sea, el concepto “Yo así me visto y punto”, pertenece a la llamada sexy diputada perredista, Crystal Tovar, quien así resuelve la controversia desatada por su minifalda. Al ritmo de Reinalda, Reinalda, quítate tu minifalda, que se te mira hasta la espalda, Reinalda, un montón de adictos al golpe de pecho y ñoras argüenderas de la liga de la decencia que los acompañan, han convertido a esta legisladora de 23 años en un especie de Angela Davies del piernón loco, casi tan revolucionaria como JLo en los Grammys.

Lo interesante es que a pesar de los señalamientos por lo reducido de su minifalda, doña Crystal enfrentó con vigor la lascivia. No se desmayó como el góber de Chiapas ni nada de eso.

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