Reingenería gubernamental

Recientemente, el PAN y el PRD propusieron en el Senado la creación de una jefatura de gabinete para sustituir al presidente en sus ausencias temporales.

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El viernes pasado, el Congreso del Estado de Veracruz aprobó algunas modificaciones dentro de la estructura orgánica de su gobierno estatal: la Secretaría de Comunicaciones pasa a ser la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública, una con más facultades en materia de planeación, presupuestación, contratación y ejecución de la infraestructura y obra.

La Secretaría de Seguridad Pública se convierte en un área más compleja y asume las tareas de coordinación, dirección y vigilancia de la política estatal de seguridad pública, privada, policía y apoyo vial, tránsito, transporte, prevención y reinserción social; así como los centros de internamiento especial para adolescentes.

Estos son algunos de los cambios, pero el que me llama más la atención es el que asumirá la Secretaría de Gobierno de aquel estado, pues aparece la primera figura legal de un jefe de gabinete. Quizá sea la antesala de lo que podría pasar en el ámbito federal.

El jefe de gabinete coordinará a los titulares de las dependencias y entidades de la administración pública estatal. Promoverá condiciones para la construcción y el establecimiento de acuerdos políticos y consensos sociales. En el ámbito federal, en la práctica, esta figura de coordinador es el Secretario de Gobernación, el funcionario que suele ser el más poderoso después del Presidente de la República. 

Recientemente, el PAN y el PRD propusieron en el Senado la creación de una jefatura de gabinete para sustituir al presidente en sus ausencias temporales. De crearse, no estaríamos innovando pues en algunos países latinoamericanos como Uruguay, Argentina o Perú esta figura ya existe.

Sería como un primer ministro que funja de enlace con el Congreso y que permita a las cámaras altas trabajar con o sin su presencia, presidir las reuniones del gabinete, pero, ante todo, un interlocutor con fuerzas de la oposición que asuma también parte del desgaste que la confrontación política conlleva.

Enrique Peña ha sido un presidente bastante expuesto a los reflectores, con este ritmo, la reingeniería gubernamental puede llegar a ser indispensable.

El Gobierno de Veracruz dice que los cambios en el interior de sus estructuras harán los procesos más eficaces, mas hay que aceptar que un pararrayos que evite el desgaste de la imagen pública nunca está de más.

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