Quién sabe cómo pudieran volver al servicio esos militares (cuatro están en situación de retiro), pero lo relevante es que, ayer, los cinco que padecieron cárcel durante casi un año, porque la PGR de Felipe Calderón tomó en serio imputaciones demenciales de delincuentes devenidos “testigos protegidos”, fueron honrados por el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos.

“Nos parece que se hizo justicia”, dijo luego de la develación de la frase en oro Centenario del Ejército Mexicano, 1913-2013, en el Congreso de Aguascalientes, agregando que “serán reivindicados y entrarán a trabajar nuevamente con nosotros…”.

De más larga carrera y de mayor rango, el ex subsecretario de la Sedena, Tomás Ángeles Dahuahare, es un divisionario en retiro, al igual que los generales Ricardo Escorcia y Rubén Pérez Ramírez, así como el coronel Silvio Isidro Hernández. Solo el brigadier Roberto Dawe estaba en el servicio activo al momento de su injusta detención.

Lo que se impone ahora es una ceremonia pública en que se reivindique, lealmente, a los cinco.