Relaciones que sanan
No estamos solos al recorrer los caminos de transformación personal, ya que vamos caminando junto a otros, mano con mano, ayudándonos y sanándonos mutuamente.
Establecer relaciones sanas, profundas, sólidas y duraderas es lo que da valor a la vida.- Luis Alfonso Orozco, doctor en Teología
La amistad con alguien que nos ama tiene un efecto sanador muy poderoso para nuestras heridas y quebrantos. Las amistades íntimas consisten en tener una cercanía real. Esto no excluye amar y que nos amen otras personas que son menos cercanas.
Estar más cerca de unas personas que de otras es una limitación humana de espacio y de tiempo. Es imposible tener una relación estrecha con todo el mundo, en todo momento.
Existen grados de sentir y expresar el amor, por ejemplo: el amor incondicional de una madre, tan especial e irremplazable en nuestros primeros años. Sentirnos amados y cuidados de esa manera hace que se despierten en nosotros la fe y la confianza sacando a flote lo mejor de nuestro interior. Abre la conciencia a lo divino, a la conciencia de Dios como alguien que nos ama incondicionalmente. La fe es confiar en que quien nos ama siempre desea y hace lo mejor para nosotros.
Sanar necesita tiempo. No hay remedios instantáneos. Igualmente la transformación de la persona (de la sociedad) necesita años, muchos años, de actos de entrega y de amor para que tenga lugar el proceso de transformación personal y social. Nuestras vidas evolucionan interactuando creativamente con otras personas, con nuestro ambiente y con los acontecimientos, respondiendo a las oportunidades que se presentan o dejándolas pasar.
El trabajo interior de transformación personal es como una obra creativa de arte, no hay un mismo camino para siempre, sino que hay cambios de rumbo y diferentes caminos para seguir avanzando en madurez con una consciencia más profunda y una mayor libertad en la búsqueda del bien y de la verdad. No estamos solos al recorrer los caminos de transformación personal, ya que vamos caminando junto a otros, mano con mano, ayudándonos y sanándonos mutuamente. Así es como se manifiesta el verdadero amor, haciendo realidad: “… EL HOMBRE HERMANO DEL HOMBRE”.
¡Ánimo! hay que aprender a vivir.