Un remedio contra el envejecimiento
El envejecimiento es algo que le ocurre a las personas que han perdido la pasión por la vida, que no tratan de mejorar cada día, y se han apartado de sus sueños, ilusiones y aspiraciones.
Existe un remedio contra el envejecimiento del que nadie habla. Se llama “aprender”. Mientras seas capaz de aprender algo nuevo todos los días, de ampliar tus conocimientos personales, y de mejorar tu forma de pensar, no podrás envejecer.
El envejecimiento es algo que le ocurre a las personas que han perdido la pasión por la vida, que no tratan de mejorar cada día, y se han apartado de sus sueños, ilusiones y aspiraciones.
Si le preguntas a cualquier psicólogo ¿cuál es una de las mayores necesidades del ser humano? Te va a responder “la de pertenecer”. Y pertenecemos cuando servimos, cuando ayudamos o cuando somos útiles a nuestra sociedad.
“Pertenecemos”, cuando estamos contentos, eso es “cuando estamos contenidos”. Contenidos de algo que hacer, de algo que amar y de algo que esperar. Y pertenecemos, cuando trabajamos en nuestras relaciones humanas.
Pero ¿Cómo podemos fortalecer nuestras relaciones humanas, y ayudarnos a pertenecer? Parecerá complicado pero lo podemos hacer simple. Primero “sé la persona mas positiva que conozcas”. Eso te va a generar alegría física y espiritual y te va a llenar de un sentido increíble de pertenencia.
Segundo: “sé abierto y habla con franqueza”. La sinceridad y la congruencia entre lo que decimos y hacemos es básico y elemental en nuestras relaciones humanas. Ser abierto de mente y franco en nuestras relaciones, nos dará salud mental.
Un tercer punto muy importante es: di “por favor” y “gracias”. Asimismo, “sé puntal”. El ser agradecidos de todo lo que Dios nos regala, el saber agradecer y adornarlo con nuestra puntualidad, será un tripie increíble para triunfar en la vida, y aprender a relacionarnos con nuestros semejantes.
El quinto punto es sencillo y muy eficaz: “promete menos y cumple más”. Nunca hay que prometer lo que de antemano sabemos que no vamos a cumplir. No olvidemos que las promesas se las lleva el viento, y las acciones edifican nuestro carácter y fortalecen nuestros valores.
El sexto punto es: “deja a la gente mejor de lo que la encontraste” y “sé amistoso y afectuoso”. Trata que cuando llegues a una reunión lleves la música y la alegría, y al quitarte las personas te extrañen. El ser amistoso y afectuoso es una credencial para tu éxito personal y tu realización laboral y social.
“Sé un formidable oyente que sabe escuchar”. Es el séptimo punto para pertenecer y crecer en tus relaciones humanas. Dios nos dio una boca para hablar y dos oídos para escuchar. No olvidemos que el necio sólo habla y el sabio sabe escuchar.
El octavo punto, siento que es el mejor: “Conviértete en alguien apasionado por las personas”. Ser apasionado por nuestro prójimo, en servirlo, ayudarlo, estimularlo y serles útiles en su crecimiento como seres humanos. Hay que pensar que nosotros somos los regalos de Dios a nuestro prójimo, y por medio de nosotros Dios va actuar.
Y el noveno y décimo puntos son: “Sonríe mucho”, y “trata a las personas siempre con respeto”. Tu sonrisa adorna tu cara, y el respeto a tus semejantes te hace una persona respetable y respetuosa.
Sí, estos conceptos son un remedio para no envejecer, y te van a llenar de un sentido increíble de pertenencia. Harán que empieces de nuevo a nacer en un hombre nuevo, joven y jovial.