Remojar las ideas en la realidad

Acercarse al oficio de periodista no es sólo entrar al nada despreciable reto de la realidad, sino al ejercicio de todo un género literario en el que la síntesis es estilo.

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Cumple un año la iniciativa editorial a la que convocó Milenio Novedades bajo un nombre que es lema, El Poder de la pluma, que se adorna cotidianamente con la gráfica de Efrén, cuyo personaje francotirador, de barba, coleta y tacuche de filósofo universitario, lanza todos los días un proyectil certero, pero no artero, especie de máxima síntesis editorial para centrar la atención de los buenos entendedores; como, también, la balística de Ahumada.

No conocemos con exactitud la mecánica que rige el trabajo pastoral de Efrén en combinación con don Martiniano Alcocer Álvarez, que lleva el cayado. Decano periodista, cronista del hoy y el siempre, es prueba de su paciencia el trato con colaboradores de los más diversos enfoques y tintes -pues libre y plural  fue desde el principio la intención- incluidos algunos como yo -bajado de las nubes de la literatura- que  “remojan sus ideas en la realidad”, expresión sugerente y, en el buen sentido, provocadora, con la que ayer nos menciona en las páginas de Milenio Novedades.

Bien lo dice don Martiniano y, tal vez por delicadeza, se queda corto, pues acercarse al oficio de periodista no es sólo entrar al nada despreciable reto de la realidad, sino al ejercicio de todo un género literario en el que la síntesis es estilo. La paciencia es uno de sus dones. ¿Cómo descender de tres, cuatro y hasta cinco mil caracteres con espacios, al límite fatal de los dos mil y pico al que nos confina nuestra colaboración? Pues como lo marca el maestro. 

En cierta ocasión le envié una nota “pasada de peso”, acompañada de unos versitos melosos y puede que algo malosos, en los que le solicito indulgencia por exceder los caracteres:

Pero si no es tu querencia
te pido que me lo indiques
para cambiar con paciencia
las libras por los peniques
como justa penitencia

Como muestra de sus prendas sutiles e insutiles, don Martiniano me mandó esta respuesta repentista y contundente:

A ojo de buen cubero
y hasta de mal calculón
tu artículo no va entero
hay que aplicarle un borrón

Como sea, además de colaborar un poquito, uno también es lector. La semana de “El poder de la pluma” es un arcoíris de lectura múltiple, pautada por la labor de “gozne” de don Martiniano Alcocer y el aprendizaje de sus homilías, que refrescan las palabras de Gracián: más obran quintas esencias que fárragos.

¡Enhorabuena!

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