Requiem por el cascarrabias

Estuve de luto porque mi amigo, el cascarrabias, se murió. Fue muy triste.

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Hola Maralco, hacía tiempo que no te veíamos por aquí. ¿Dónde estabas? ¿Fuiste a meditar sobre El ser y la nada de Sartre? ¿Viajaste a curar tus males en las aguas termales de San Joaquín? ¿Qué fue de ti? ¿Estás de luto, te enfermaste? Con estas preguntas me recibieron en el único café que todavía sirve “grecas” (agua de calcetín) en Mérida viejos compañeros.

De todo un poco, les dije. Estuve de luto porque mi amigo, el cascarrabias, se murió. Fue muy triste. Estuve fuera 8 días. Fui, efectivamente, a tomar un tratamiento de aguas termales, pero en Tlacotapilco, por recomendación de un médico naturista que me dijo que podría aliviar mi artritis remojándome en los manantiales y que las aguas termales son un tipo de “medicina complementaria” avalado por la OMS. Tiene 4,000 años de antigüedad esa terapéutica, me aseguró.

Antes de salir a Tlacotapilco fui a ver al cascarrabias, le dejé un celular, le anoté en una hoja grande con letras negras y gruesas mi número y el de mi hermana Teresa, le pedí que, por favor, si le pasaba algo, se le subía la presión, se le retentaban su asma y sus alergias, le daba diarrea o le venía uno de los mareos tan frecuentes en él, me hablara o le hablara a Teresa y viéramos que lo atienda el médico.

Sólo gruñó y me dijo: Andate, a lo mejor cuando vengas ya me morí y te quito un peso de encima. Total, a nadie le intereso. 

La dejé dinero, un poco de mercancía y me fui tranquilo porque no vi que tuviera nada fuera de sus achaques normales y su mal humor. Cuatro días después me habla Teresa y me da la mala nueva: Se murió tu amigo. Fui a verlo para cerciorarme de que estaba bien y me lo encontré con los brazos de su hamaca enredados al cuello.  Según el Semefo ya llevaba tres días así y que fue un accidente.

Mi pierna está mejor, pero mi corazón sigue triste. Dudo que lo del cascarrabias haya sido un accidente…

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