Requisitos: Cartilla liberada

Todos los jóvenes que liberan sus cartillas luego de cumplir con el Servicio Militar Nacional integran las reservas del Ejército y la Marina.

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Hasta hace unos 20 años, la Cartilla del Servicio Militar Nacional (SMN) liberada era un requisito indispensable para realizar varios trámites, entre ellos, viajar al extranjero, conseguir empleo, registrar título y cédula profesional o casarse por el civil.

Creada en 1938 y promulgada en 1940, la Ley del Servicio Militar Nacional declaró “obligatorio y de orden público el servicio de las armas para todos los mexicanos” (varones); en 1942 entró en vigor y la primera generación de conscriptos la integraron los nacidos en 1924.

En los años 60 y 70, era común ver los domingos a cientos de jóvenes uniformados de caqui, botas  y cuartelera acudir a “marchar” para obtener la liberación de la Cartilla, que luego se exhibía como timbre de orgullo.

En instalaciones militares y navales recibían acondicionamiento físico, instrucción de orden cerrado, ética y legislación militar, y manejo de armamento reglamentario. Se juraba Bandera el 5 de Mayo. Todos acudían impecables ese día, y también el de la liberación. 

Todos los jóvenes que liberaban sus cartillas integraban (como hasta ahora) las reservas del Ejército y la Marina. La Armada incluso llegó a tener Compañías del SMN integradas por voluntarios, que acudían a las sesiones de instrucción portando uniformes y sus grados honoríficos. Muchos optaron por darse de alta. 

Sin duda, el SMN –que desde 1980 se realiza los sábados– ha perdido su esencia: ahora básicamente se trata de servicio social, el adiestramiento con armas pasó a segundo plano. Los conscriptos portan playera blanca, pantalón de mezclilla y gorra con las abreviaturas SMN. Además, gran número de jóvenes que llegan a los 18 años no cumple con el servicio gracias a que en el sorteo obtienen bola negra que los deja “en reserva”. 

Quizás por eso la Sedena convoca ahora a obtener la liberación de la cartilla en tres meses en sus cuarteles (de lunes a sábado), otorgando a los interesados 130 pesos semanales. Consideramos que esta medida busca motivar a los jóvenes a abrazar la carrera de las armas, y servirá al Ejército como un primer filtro para seleccionar a quienes tengan aptitud y vocación para la milicia.

De hecho, la Ley del SMN también establece otra forma de liberación: servir en el Ejército o la Marina un año en filas. Hubo muchos que con esta intención ingresamos a las Fuerzas Armadas… y  nos quedamos toda una vida.

¡Feliz año 2014!

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Anexo "1" 

Pasaporte para lo prohibido

Cuando somos adolescentes corremos prisa por llegar a la mayoría de edad. Lo que ahora es una urgencia por obtener la credencial del IFE, que demuestra que ya somos ciudadanos, antes lo era con la Cartilla del Servicio Militar Nacional.

Para los jóvenes de mi generación, tener la Cartilla era como poseer un pasaporte para lo ‘prohibido’ de aquel entonces: entrar al billar, a la cantina, al cine de ‘ficheras’ o… al burlesque. Sentirnos hombres, pues.

–¿Ya tienes cartilla, chamaco? –preguntaban quienes franqueaban la entrada a esos lugares.

Confieso que nunca necesité de mi Cartilla. Me bastó con la credencial de la Armada, como hasta la fecha.

Recuerdo que todo el trámite para obtener la Cartilla lo hicieron por mí en la Escuela de Grumetes de la Armada, en Veracruz. Todos éramos anticipados, pues teníamos entre 16 y 17 años.

Un día nos llamaron a cada  uno, firmamos el documento, estampamos la huella y nunca más volví a verla sino hasta 1994 cuando, comisionado en la Secretaría de Marina, la solicité y me la entregaron liberada… habían pasado 21 años desde que llegué “solo un año para liberarla”.

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