Respondiendo a Lula

Lula está en campaña y su candidata es, de nuevo, la presidenta Dilma Rousseff, que no atraviesa por su mejor momento.

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Los pronósticos exactos solo sirven para equivocarse. Florestán

Río de Janeiro. No cabe duda que Luiz Inácio da Silva es un personaje extraordinario, un hombre que de bolear calzado en una infancia de pobreza extrema, donde lo poco que ganaba se lo daba a su mamá, hasta asumir, luego de tres intentos, la presidencia de Brasil desde donde, tras el impulso reformador de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, que potenció y llevó a este país a un momento de auge y, sobre todo, de beneficio social donde el viejo líder metalúrgico sacó a 32 millones de pobres que trasladó a los niveles de la clase media, al tiempo que proyectaba una imagen que si bien llegó a incomodar a Washington, cautivó a Nueva York.

Lula se convirtió en un presidentstar que recorrió el mundo en medio de expresiones tumultuarias, a veces delirantes, de reconocimientos y admiración. El mundo quería ser como Brasil por allí de 2007, los presidentes querían ser como él.

En medio de aquella fascinación, en la que Lula era el eje central, obtuvo entonces, de la FIFA, la máxima aspiración para Brasil: otro Mundial de futbol en 2014, que entonces se veía tan lejano, para recuperarse de aquella tragedia y agravio, futboleros, el maracanazo de 1950, cuando Uruguay lo venció 2-1 en la final.

Ahora, en la víspera de la vigésima copa del mundo, aquí, Lula está en campaña y su candidata es, de nuevo, la presidenta Dilma Rousseff, que no atraviesa por su mejor momento.

En este escenario, y a propósito de nada, el ex presidente salió a declarar que en México todo es peor que Brasil y que sus indicadores económicos no son comparables con los suyos.

Sobre esto, los reporteros preguntaron en Madrid al presidente Peña Nieto, y éste no se quiso enganchar: Respetamos la ruta seguida por Brasil, pero México tiene la suya propia, respondió.

Más tarde, Luis Videgaray, que tampoco quiso, ahora sí que, a insistencia reporteril expresa, me apuntó cuatro indicadores en los que México supera a Brasil: precios, inflación, tasas de interés, calificaciones crediticias, es decir, prima de riesgo.

Peña Nieto, pues, no se enganchó, y esa fue la línea que tiró, y Videgaray documentó, y desmintió, sin descalificar a Lula. Pero aclaró paradas.

RETALES

1. POCOS. Los convocantes al mitin frente a Televisa deberán plantearse sus capacidades cuando ayer, tras semanas de llamados vía redes y declaraciones, no sumaron quinientas personas frente a avenida Chapultepec. Ya será la próxima;

2. TAZA. Tras su participación en la gira del presidente a Portugal, el Vaticano y Madrid, el canciller José Antonio Meade viajó a Londres y Luis Videgaray a Nueva York; y

3. VELADORAS. De bajada trajeron a Ildefonso Guajardo por sus aspiraciones vivas para el gobierno de Nuevo León. Hasta le dijeron que eso había pedido al Papa, además, claro, de que visitara su tierra en su viaje del año que viene.

Nos vemos mañana, pero en privado

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