Restaurar un Estado de Derecho eficaz
La crisis que vivimos es una oportunidad única de recuperar credibilidad y poner bases para combatir eficazmente la delincuencia, la corrupción y la impunidad. Es decir, crear un nuevo diseño institucional.
En estos momentos de tristeza y justificada indignación ante el horror que provoca la probable y bestial matanza de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, con toda fortaleza la comunidad nacional debe exigir justicia y un alto a la corrupción e impunidad. Hacerlo con la mayor firmeza posible sin caer en la violencia y el odio que nada resuelve.
Deleznable que se utilice la tragedia para actos de vandalismo. A los grupos anárquicos lo que menos les importa es la justicia para los afectados. Utilizando el legítimo dolor buscan prorrogar el conflicto. Apuestan a la desestabilización violenta y a la represión que cause más víctimas.
Tampoco es tiempo de sacar “raja política”. Sin menoscabo de que podamos identificar y criticar ineficacia en el Gobierno Federal, sería mezquino e imbécil que por nuestras divergencias con ese gobierno contribuyamos a la radicalización y un mayor daño a la institucionalidad. México no se lo merece. Y en este escenario nadie de bien sale beneficiado.
Se trata de que la injusticia se repare y estos actos oprobiosos no vuelvan a ocurrir. Sin querer ser insensible, recordé a Hönderlin que afirmaba que “allí donde está el peligro, nace lo que salva”. La crisis que vivimos es una oportunidad única de recuperar credibilidad y poner bases para combatir eficazmente la delincuencia, la corrupción y la impunidad. Es decir, crear un nuevo diseño institucional.
Espero que el Gobierno y los partidos políticos comprendan esta situación. Para ello hay que pasar de las palabras a los hechos y dada la crisis de credibilidad, que es común a todos los actores políticos, este diseño no podrá hacerse sin participación social.
No se trata de minucias; nos jugamos la tranquilidad de nuestras familias. Más que futuros monumentos, duelos nacionales, efemérides, etc., la mejor forma de honrar a las víctimas es la restauración de un Estado de Derecho eficaz.