Restringen accesos públicos al mar

Quintana Roo tiene poco más de mil kilómetros de litoral, lo que representa aproximadamente el 10 por ciento del total nacional...

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Quintana Roo tiene poco más de mil kilómetros de litoral, lo que representa aproximadamente el 10 por ciento del total nacional, que sin embargo no son aprovechados por sus habitantes como debiera ser.

Aun cuando existen instancias federales encargadas de garantizar el acceso total a las playas, hoteleros y particulares delimitan indebidamente los espacios. Son escasas las ventanas al mar con las que hoy cuenta Solidaridad, por ejemplo. 

Recientemente, la regidora perredista de este municipio, Laura Beristáin Navarrete, sostuvo entre broma y en serio que “los destinos de playa se están convirtiendo en marinas privadas”. Tiene razón.

Pongamos los ejemplos: hay entrada incluso de un metro, como sucede en la Calle 12, en pleno centro de Playa del Carmen.
 
Hay también fraccionamientos particulares en Playa Paraíso, en la calle de acceso al Iberostar, donde hubo plumas para entrar a los terrenos privados, aunque han modificado su ubicación para controlar también el acceso a la playa, que claramente no es de su propiedad.
 
A lo anterior se suma el acceso al mar de la colonia Nicté Ha, que tuvo 15 metros de ancho, pero que fue cerrado con un muro para bloquear el paso. Los vecinos han manifestado su inconformidad, pero no han sido favorecidos a la fecha.

En Punta Esmeralda había dos accesos, hoy sólo queda uno, aunque con letreros de “zona privada”. 
 
En Puerto Aventuras, la única delegación de Solidaridad, existe la añeja demanda de quienes no cuentan con acceso público, más que las propiedades privadas de los complejos hoteleros y residenciales. Desde la administración del hoy diputado Filiberto Martínez los pobladores presentaron una petición respaldada por mil 144 firmas para conseguir un acceso, hasta hoy negado.

Zofemat confirmó hace poco que en la zona norte de Playa del Carmen sólo existe un acceso oficial a las playas, ubicado en la calle 88, de modo que los existentes, como son “propiedad privada”, en cualquier momento pueden ser cerrados.

Hay ejemplos nacionales que pueden darse más pronto que tarde. Entidades donde había espacios suficientes al mar, ahora éstos son ocupados por centros comerciales, condominios, campos de golf o recintos exclusivos para huéspedes o invitados de lujosos hoteles.

En Playa del Carmen hay fraccionamientos como Playacar, donde al interior hay zonas arqueológicas mayas, parte del patrimonio cultural del Estado y la Nación, y tanto turistas como quintanarroenses tienen derecho al libre acceso para conocerlos.

La traza urbana, sostiene Laura Beristáin, no está brindando accesos dignos al mar, se está negando a los habitantes de Solidaridad el goce y disfrute de los espacios públicos.

El desarrollo urbano debe reflejar, ante todo, el respeto por la vida humana, privilegiando los espacios públicos.

En el reciente Seminario de Sustentabilidad realizado en Cancún, Enrique Peñaloza, ex alcalde de Bogotá, Colombia, señaló que cuando los espacios públicos se remplazan por plazas comerciales, es un síntoma que la ciudad está enferma, que el modo de vivir no es el adecuado.

Es momento de corregir estos errores y consolidar a la potencia turística de clase mundial.

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